Nicolás Jarry vivió una temporada de altibajos, donde tuvo un gran hito como la final del Masters 1000 de Roma y la neuronitis vestibular que le afectó el equilibrio y la coordinación. Tras cerrar la temporada, el tenista nacional realizó un análisis de lo vivido y habló sobre los desafíos que enfrenta con 29 años recién cumplidos.
“Es bien rico estar en casa después de dos meses… y después del año movido que he tenido, pero con muchas ganas de descansar y también de entrenar: de recargarme lo máximo posible para la pretemporada y después para el próximo año”, comentó en conversación con el sitio oficial de ATPTour.com
“El año fue una mezcla de emociones. Fue un segundo semestre muy batallado mentalmente, pero también crecí como ningún otro… Yo creo que ha sido el año más difícil de mi vida”, aseguró.
En ese sentido reconoció que incluso más complejo que cuando fue sancionado. “Me ha sido mucho más duro que el 2020 con la suspensión, aunque ese haya sido mucho más dramático, pero en general este fue más batallado ya desde la primera semana del año: no empezó muy bien con mi hijo con Covid, teniendo que llevarlo a la clínica en Australia. Después perdiendo un partido muy batallado ahí, y luego teniendo que lidiar con cosas del tenis y distintas presiones”, señaló.
“La segunda mitad del año vino la lesión del sistema vestibular. Pero también mucho enseñanza, aprendizaje, mejora, y, con lo difícil que ha sido, logré encontrar tranquilidad para apreciar toda mi vida el tenis”, añadió.
La amenaza del retiro
En la entrevista, el chileno también reconoce que meditó la opción de dejar el tenis por la enfermedad. “Yo creo que tranquilamente podría haberme quedado sin jugar tenis por el resto de mi vida, y por eso estuve lidiando con muchas sensaciones”, confesó.
“Es una lesión muy diferente a todas… cuando uno tiene dolor de hombro, uno tiene dolor de hombro y no puede sacar y no puede competir y no entras a la cancha y listo. En mi caso, yo tenía que tener paciencia y tenía que seguir haciendo mi vida normal, pero de una manera totalmente diferente”, añadió.
De todos modos, se muestra esperanzado por lo vivido. “He sacado muchísimo aprendizaje y estoy muy contento con todo lo logrado fuera de la cancha. Todo el crecimiento que tuve, me da mucha motivación para el próximo año y más sabiendo que este creo que fue mi segundo mejor año de mi vida como tenista, en cuanto a ranking y prácticamente jugué un solo semestre. Por eso me da una confianza nueva y me da una motivación grande para soñar”, expresó.
El nieto de Jaime Fillol reveló cómo fue aceptando su situación: “Tuve que bajar mi exigencia cuatro mil revoluciones. Porque si no, no podía… iba a entrar en una depresión y hubiera sido mucho peor… Y ahora puedo decir que terminé el año contento, que era un objetivo, tranquilo, disfrutando de la vida, de mi profesión y de mi familia”.
De todos modos, señala que todavía no está recuperado. “Nadie sabe cómo seguirá, todos los días voy mejorando y creo que está pudiendo ser algo más normal para mí, de tener la visión bien, poder seguir la pelota y leerla, qué pelota viene, a cuánta velocidad, etcétera, etcétera. Al final, tuve el año que tuve, con cuatro resultados y es mi segundo mejor año de mi vida”, sentenció.
En cuanto a las expectativas para la próxima temporada, Jarry se ilusiona. “Estos últimos dos meses yo sabía que no iba a estar bien. Pero pese a todo, siento que estoy jugando bien. Lo sé, me falta mucho todavía, pero tengo mucha fe de que cuando se me logre ir esto, voy a haber dado muchos pasos adelante en cosas que eran extra a los resultados de tenis, porque ahora soy muy consciente de la fuerza mental que tengo para salir de situaciones malas”, reflexiona.
Finalmente, tuvo palabras para Juan Ignacio Chela, su exentrenador. “Aprendí mucho con él y le estoy muy agradecido”, declaró, junto con comentar que su pretemporada durará cuatro semanas y comenzará el 18 de noviembre, con miras a su primer torneo de 2025 en Brisbane.