La Eurocopa pierde su brillo. Se mancha. Los cánticos xenófobos que se escucharon en el partido entre Croacia y Albania ensucian un torneo que, en la cancha y en el aspecto organizativo, está resultando a la altura de las expectativas.
Aunque ambas selecciones se enfrentaban, sus hinchadas se unieron en una manifestación llamativamente común: pusieron a Serbia, que ni siquiera estaba involucrada en el encuentro, como el centro de su repudiable alusión.
Cántico ofensivo
“Maten, maten al serbio”, se escuchó decir, fuertemente, desde las tribunas, literalmente, ante las miradas de todo el mundo. El origen se puede atribuir a las disputas geopolíticas de comienzos de los noventa.
Para Jovan Surbatovic, secretario general de la federación de fútbol serbia, la situación reviste la más alta gravedad. Y, en esa dirección, las medidas pueden ser drásticas. “Lo que sucedió es escandaloso y le pediremos sanciones a la UEFA, incluso con el costo de no seguir en la competencia”, amenazó, concretamente.
Paralelamente, por cierto, pedirá la determinaciones más fuertes. “Le pediremos a la UEFA que castigue a las federaciones de ambos equipos. No queremos participar en eso, pero si la UEFA no los castiga decidiremos cómo proceder”, insistió.
“Un insulto semejante para una nación, con cánticos diciendo que deben matar a sus hinchas, no se había visto en eventos deportivos por mucho tiempo”, expresó, además, la federación, a través de un comunicado.
¿Qué puede pasar?
La UEFA, por cierto, inició un procedimiento para realizar una indagatoria relacionada con los agresores verbales. “Realizar una investigación sobre la posible conducta racista y/o discriminatoria por parte de los hinchas”, será la misión que tendrá precisamente, el inspector asignado.
La decisión de retirarse de la competencia, al margen de lo atendible que podría resultar la reacción, puede derivar en graves sanciones para Serbia. La normativa del ente rector del fútbol europeo en este sentido es tajante. “El responsable de que un partido no se celebre o no se juegue en su totalidad perderá todos los derechos a recibir pagos de la UEFA”, sostiene No es poco, considerando que cada participante en el torneo de selecciones del Viejo Continente asegura un piso de casi US$ 11 millones por participar en el certamen. De ahí en más, las ganancias crecen considerablemente en función del éxito que se tenga en la competencia.
El riesgo es incluso mayor: al margen de eventuales marginaciones en futuras competencias, la federación que opte por retirarse de un torneo puede ser condenada a reparar económicamente a la UEFA por el daño que provoca la decisión.