La revelación de Daria Saville, tras caer derrotada en la primera ronda del US Open, conmocionó al mundo del tenis. La australiana confesó que no se presentó en el torneo estadounidense por el prestigio que posee el Grand Slam americano, ni por el espíritu deportivo. Lo hizo sólo para aumentar sus ganancias, pese a estar lesionada. “No. No he venido hasta aquí porque se trate del US Open, esa es la verdad”, comenzó diciendo la número 95 del ranking de la WTA.
Luego lanzó su cruda verdad. “¿Dónde más voy a ganar dinero? Pierdo dinero cada semana si tengo que viajar con un entrenador. No debería de haber jugado. Pero, ¿dónde voy a ganar un premio como ese que ofrecen?”, expresó sin complejos.
Y lo cierto es que la tentación era grande. El último gran torneo del año dispuso un aumento considerable en sus premios por participación y Saville recibió casi 90 mil dólares tras perder en primera ronda ante la la japonesa Ena Shibahara.
Por lo mismo, la oceánica no dudó en interrumpir su tratamiento contra la fascitis plantar que afecta a su pie derecho (inflamación que causa dolor agudo), para presentarse a jugar en la carpeta estadounidense. “Mentalmente, fue difícil porque hubo momentos en que sentí que ni siquiera lo merecía”, señalo Saville.
Acto seguido y tras preguntarse si realmente desea seguir en el circuito, Saville anunció que “volveré a recomponerme, eso espero, quiero jugar la gira asiática, pero a veces siento que tal vez ni siquiera quiero hacer esto”.
Por último, la treintañera tomó aire y continuó poniendo en duda su presencia en la últimas competencias del año. Las mismas que se desarrollan en la parte del mundo que más ama. “Quería jugar en Seúl, pero eso es muy poco probable ahora... Pekín, Wuhan... El dolor era de siete sobre diez, al principio, y es más intenso cuando estás perdiendo. Es un poco más fácil cuando estoy ganando, pero ahora lo veo todo negativo”, se lamentó antes de retirarse de las instalaciones donde aumentó el saldo de su cuenta corriente.