El mundo de la dirigencia del fútbol a nivel internacional no solo combina aspectos deportivos, sino que también elementos propios de la diplomacia política, los que usualmente se acentúan en las relaciones entre los presidentes de las respectivas confederaciones y la FIFA. Sin embargo, en los últimos años esta máxima ha estado lejos de respetarse, algo que cada vez queda en mayor evidencia con la convivencia entre Alejandro Domínguez, timonel de la Conmebol, y Gianni Infantino, la principal autoridad del balompié mundial.
El último episodio en esta pugna fueron las palabras de Arsene Wenger, director de Desarrollo del Fútbol Mundial de la FIFA, quien dijo que “Kylian Mbappé tiene raíces africanas, pero se formó en Europa. Si hubiese nacido en Camerún, no se habría convertido en el delantero que es hoy. Está Europa y el resto del mundo. Y el resto del mundo necesita ayuda, sino perdemos demasiado talento”. La reacción no se hizo esperar y en una enérgica carta, la Conmebol solidarizó con África y calificó las palabras del francés como “un sesgo denigrante que invisibiliza el esfuerzo de futbolistas e instituciones deportivas que no ‘están en Europa’”.
La misiva también hacía hincapié en que el exentrenador de Alexis Sánchez “es un alto funcionario de la FIFA, muy cercano a la Presidencia de la institución”, dejando clara una evidente crítica hacia la entidad con sede en Suiza. Pero esto no es más que un capítulo reciente de una historia que ya arrastra varios desencuentros.
La visita del suizo a Chile
En octubre del año pasado, Gianni Infantino visitó Chile, en el marco de su gira por Sudamérica, con un pequeño detalle: Alejandro Domínguez solo se enteró por Pablo Milad de que el suizo pisaría el subcontinente. La razón, sostienen desde Asunción, tiene relación con los cuestionamientos del paraguayo a la intención de proponer cambios en plena pandemia. “En este momento crítico que vive el mundo, no solo el fútbol, hablar de cambios no es correcto. En ese momento hay que ser solidarios con la humanidad, no pensar en la política. Es inoportuno que un líder hable de política cuando hay que trabajar con la solidaridad y con los hechos”, replicó en una entrevista al diario argentino Clarín.
De todos modos, Domínguez se tomaría revancha días después, anunciando el rechazo absoluto de la Conmebol a la idea de Wenger, y respaldada por el helvético, de hacer mundiales cada dos años. “No se encuentran razones, beneficios ni justificación para el cambio impulsado por la FIFA. En atención a ello, los diez países que componen la Conmebol se ratifican en que no participarán de una Copa del Mundo organizada cada dos años”, remató el organismo, mediante un comunicado.
Los desencuentros entre ambos personeros no parecen detenerse y las tensiones entre Luque y Zúrich cada vez son mayores.