La dura reflexión de Mark González tras sufrir un infarto: “Ahora lo pienso y entiendo que me podría haber muerto en cualquier momento”
El retirado futbolista repasa con El Deportivo el duro momento que vivió al sufrir problemas cardíacos, en marzo. No oculta su preocupación tras ver desplomarse a Eriksen, en la Eurocopa. Hace un llamado a que la gente se examine periodicamente.
Mark González (36) dedica hoy el mayor tiempo de su familia. Se le escucha feliz, pleno, como queriendo disfrutar cada momento con sus más cercanos. Al realizar esta entrevista con El Deportivo, el campeón de América en 2016 juega con sus hijos en una plaza cercana a su hogar.
El mundialista ha enfrentado un año movido. Sufrió un infarto agudo al miocardio que lo tuvo muy complicado de salud, según confesó su señora, Maura Rivera, en marzo de 2021. Por eso mismo, la imagen de Christian Eriksen, desplomándose en el duelo de la Eurocopa, tras sufrir problemas cardíacos, lo golpeó de manera especial.
“Fue bastante impactante la imagen, la situación, todo lo que conlleva ver a una persona desplomarse de esa manera. Más encima pensando que es un jugador de elite, que está constantemente sometido a exámenes, a esfuerzos físicos, etc. Este es un claro ejemplo de que nadie es inmortal”, comienza diciendo.
Es preocupante que esté pasando en futbolistas que en teoría están mejor preparados físicamente...
Es preocupante que pasen estas situaciones en personas retiradas, como en mi caso, y en jugadores activos.
¿Cuál cree que es el motivo?
Esa es la gran incógnita. ¿Por qué sucede esto? Dentro de las hipótesis podríamos decir que el fútbol es cada vez más exigente. Nadie sabe las razones. Pero por algo uno entrena y está preparado para jugar. Son situaciones lamentables que esperamos que no se vuelvan a repetir.
¿Podrá seguir jugando Eriksen?
Es la pregunta, ¿qué va a pasar con Eriksen en su recuperación? A mí me dio algo mucho menor y me tienen seis meses sin hacer ejercicio. Lo de él fue mucho más grave y ahora hay que ver cuáles son las indicaciones médicas. Esperemos que pueda volver sin secuelas, que no tenga mayor problema, y que podamos verlo jugar.
¿Cómo está usted, a meses de sufrir el infarto?
Estoy bastante bien. Siguiendo aún las instrucciones médicas, que básicamente son no hacer ejercicio ni tomar alcohol durante seis meses.
¿Después de esos seis meses podrá hacer su vida normal?
Sí, eso es lo bueno dentro de lo malo. No quedaré con ninguna secuela. Lógicamente que por todo lo que ocurrió hay que seguir al pie de la letra la recuperación. De esto podían quedar secuelas, porque hay casos en los que eso pasa. En este caso no la habría, pero sí hay que ser cautelosos en la recuperación. Contento de cumplir ese tiempo y poder hacer deporte de nuevo.
¿Qué estaba haciendo al momento de infarto?
Estaba haciendo vida normal, nada extraordinario. Tuve un síntoma que lo había tenido como cinco veces antes, pero que nunca se detectó. Entre la primera y segunda vez me hice un electro y un test de esfuerzo con el doctor Fernando Yáñez, que es un cardiólogo muy reconocido. Él me conoce de niño, y mi corazón estaba bien. No tenía ningún problema. La segunda vez que me mandó a hacer el examen, me hice una endoscopía y tampoco salió algo. Se pensaba que podían ser espasmos en el esófago. Y esto se repitió un par de veces más…
¿Esos dolores previos lo tomaba como algo normal?
Los tomaba como ‘pucha, qué lata’ que me vuelva este dolor, sabiendo que cuando me venía me duraba como 15 o 20 minutos. Después andaba bien. También estaba tranquilo porque se suponía que no era nada al corazón porque me había hecho los exámenes previos. Me ocurrió un par de veces más hasta que la última que no fueron quince a 20 minutos.
¿Cómo fue esa última vez?
Fue desde las doce de la noche más o menos. Me dormí, porque no quería seguir con el dolor y quería olvidarme, pero el dolor no paró más hasta las cuatro de la mañana. Esta vez no fue la más fuerte. Me tocó una mucho más complicada. En una oportunidad venía de Viña a Santiago. Me tocó el viaje completo con dolor al pecho. Era un dolor tan grande, que me hizo venirme con el volante pegado al pecho quejándome del dolor. Esa fue la peor. Esta me dolía, me molestaba, pero no era nada fuera de lo que me pasaba normalmente.
¿Pero qué sentía?
Es que no es un dolor soportable. Sentía como un pinchazo, como que te quemaba. Era básicamente eso, pero fuerte. Constante, no es que se va y se viene.
En ese momento decide irse a la clínica...
Sí, a las cuatro de la mañana desperté porque no daba más y decidí ir a la clínica. Yo soy súper porfiado en ese sentido. Ese mensaje es el que quiero dar: de repente por no quedar de alaraco, uno no va. Yo soy así. Cuando llegué a la clínica me dieron un jarabe pensando que era reflujo. Me hicieron exámenes de sangre y ahí me dijeron que estaba con un infarto, que el miocardio estaba demasiado inflamado, que me tenían que trasladar de urgencia.
¿Qué pensó cuando le dijeron que sufrió un infarto?
Para ser sincero, en ese momento no tomaba la importancia de la gravedad de lo que me estaba pasando. Ya me había pasado cinco veces antes. Ahora lo pienso y entiendo que me podría haber muerto en cualquier momento. Pero en el fondo, no tenía un diagnóstico.
¿Por qué sale el diagnóstico ese día?
Creo que se diagnosticó porque llegué con el dolor en ese momento. El doctor también me había dicho que cuando me empezara a doler me fuera a la clínica altiro. Le comenté que entre que me empezaba el dolor y me iba a la clínica, ya se me había pasado. Me duraban 15 o 20 minutos. Esta vez fue más larga.
En la clínica estuvo un par de días...
Estuve dos días, hospitalizado lleno de cables. En el día a día me sentía normal, pero mi corazón estaba súper inflamado y en cualquier momento me podía pasar algo. Me podría haber dado un paro, cualquier cosa.
¿Es algo congénito?
En principio, es mala suerte. Saqué el premio. Lo asimilan a un virus. Justamente, dos días antes fui a comer y eso se asoció a una diarrea con escalofríos. Sentía las piernas y el estómago hirviendo y estaba sin fiebre. Lo asociaron a eso, a un virus. Pero la pregunta del millón es si las cinco veces para atrás era un virus o no. No tuve síntomas. Quizás fue un virus que tuve hace rato y que con el tiempo se fue acrecentando cada vez más y explotó ahora.
¿Cuándo empezó con estos dolores?
Esto me empezó a ocurrir desde que me retiré, hace como un año y medio.
Es llamativo que un futbolista de destacada condición física sufra un infarto. ¿También lo piensa así?
Es muy raro. Mi pensamiento es ese: ‘chuta, si toda mi vida fui sano, y lo soy aún, es raro’. Fue mala suerte, le puede ocurrir a cualquiera. No porque seas deportista no te va ocurrir algo.
¿No fue por estrés?
Dicen que todo suma. No es que ocurrió por eso, pero está dentro de las preguntas. Pero todo suma. Uno no está libre de nada. Entre el estrés, el cansancio, todo influye un poco.
¿El infarto cambió su vida?
Todavía no le tomo conciencia al tema. Yo creo que porque le pasó a uno. Digo ‘filo, me pasó a mí’. Todavía no tomo esa conciencia de lo que me pasó realmente. Pero uno empieza a pensar más a fondo y me da cosa, me da pena. Imagínate, me pasaba algo más grave, tengo dos hijos y a mi señora. Me voy en esa y me da lata. Ahora estoy bien, siguiendo estos protocolos médicos. Esperando hacer vida normal.
¿Qué mensaje le gustaría entregar?
Es mejor quedar de alaraco que no ir a la clínica. Si quieres pon eso como título. Me han llegado muchos mensajes de gente por Instagram que me ha contado que ha vivido lo mismo, otros que perdieron a sus seres queridos por lo mismo, otros que tienen síntomas y me preguntan... Ante cualquier duda, es mejor ir al especialista. No recomiendo que se queden con la duda.
Ha recibido harto apoyo...
Sí, eso me puso muy contento. En el fondo, eso te hace ver el cariño que te tienen. Uno se da cuenta de lo que generó en su carrera, los lazos. Afuera todos los equipos donde jugué se manifestaron, del Liverpool también, los compañeros, el mismo club. He recibido mucho cariño...
¿Le bajará un cambio a su vida?
No, no le bajé nunca un cambio jugando y lo voy a hacer ahora. Al contrario, hay cosas que uno no puede hacer más. La mente siempre es joven, pero el físico quizás te dice otra cosa. Seguiré haciendo lo mío, tratando de ser lo más deportista posible. No me voy a limitar. Si me dicen que voy a quedar sin secuelas, porque yo sé que estoy bien, siempre he sido sano, que todo fue mala suerte, le seguiré dando como siempre.
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