A los siete años, Carolina, que hoy suma 31, se puso su primera malla de gimnasia rítmica. Y desde ese momento no la volvió a soltar. Todo comenzó en una iglesia, en León, su ciudad de origen, donde empezó a entrenar: "La iglesia tenía forma de cruz y teníamos que entrenar en diagonales, porque el tapiz es cuadrado y no entraba en la recta. Cuando íbamos a competencias, mi entrenadora me dibujaba en un papel las direcciones".
Dos años después, ya ganó el campeonato de España; a los 11 fue convocada para la selección española, y a los 15 dejó su casa para irse a Madrid a entrenar. Carolina Rodríguez es la gimnasta individual que más veces ha sido campeona de España. Contando todas las categorías, acumula 12 títulos. Ha participado en 10 campeonatos mundiales y tres Juegos Olímpicos. En Río fue octava y se convirtió en la gimnasta de más edad, con 30, en participar en una cita olímpica.
No todo fueron risas y medallas. En 2003 falleció su hermano en un accidente de auto y en 2007 la echaron del equipo nacional por decisión técnica ("por mi edad, me dijeron que ya era mayor y no iba a cumplir los objetivos"). Carolina dejó la gimnasia seis meses, hasta que su actual entrenadora, Ruth Fernández, le convenció de volver. Y, efectivamente, Carolina, de 1,64 metros, volvió a ponerse la malla y regresó a la selección con dos condiciones: tener a Ruth como coach y regresar a León.
"Si volviera a nacer, haría lo mismo. Es cierto que he sacrificado muchas cosas en mi vida y he vivido duros momentos, pero la gimnasia es mi pasión". Lo dice una mujer con la suficiente experiencia como para abordar la imagen sufrida y sórdida que se ha colgado últimamente de su deporte. En Estados Unidos, el doctor Larry Nassar está siendo juzgado por abusar de decenas de gimnastas del equipo nacional. La multicampeona Simone Biles fue la última en denunciarlo. En España, el popular seleccionador Jesús Carballo, padre del actual presidente de la federación y uno de los ex mejores gimnastas del país, se somete a similares acusaciones. Además, seleccionadas femeninas de rítmica hace años denunciaron maltrato físico y psíquico de su entrenadora... Niñas cuyo cuidado los padres delegan casi a ciegas en personas supuestamente formadas, pero finalmente desconocidas.
Un submundo que, sin embargo, Carolina asegura no es norma, sino excepción. Y tampoco se cree demasiado a las víctimas: "Cuando lo supe, no podía creer lo que le estaban haciendo a Jesús. Es un hombre que ha conseguido logros increíbles, medallas olímpicas, mundiales… Para mí, Jesús Carballo ha sido un hombre ejemplar dentro de la gimnasia española".
Y la mala vida que sufren las niñas de la rítmica, la justifica como necesaria: "A la hora de entrenar, la exigencia es alta. Y uno ingresa muy joven. Pero es lo que te toca cuando estás al máximo nivel. Si no lo haría cualquiera. Cuando representas a tu país, que está tratando de conseguir resultados, en algún momento te van a tener que apretar las tuercas. Al final la presión recae sobre los entrenadores, quienes deben velar porque a las chicas no les ocurra nada. Y obviamente hay que ser estrictos con las normas".
Y agrega con firmeza: "En mis propias carnes no he vivido eso. De lo contrario, no habría aguantado hasta los 30 años, eso está clarísimo". Hoy, Carolina continúa compitiendo en la liga nacional de clubes, aunque está en veremos hasta cuándo.