No podía contener las lágrimas. Y en más de una oportunidad se quebró. Ivan Rakitić se despidió del Sevilla en una emotiva ceremonia y las lágrimas acompañaron más de una vez el discurso con el cual le dijo adiós a la escuadra que lo acogió durante siete años.
“He tenido el privilegio de llevar esta camiseta 323 veces. Si lo digo el día de enero de 2011 (entremedio jugó por el Barcelona) que llegué no me lo creía. Si hubiera llegado a 30 ya estaba feliz. Es un orgullo, lo siguiente… ver aquí las dos Copas (Europa League), es increíble”, aseguró el jugador.
Luego agregó que “me llevo tantos amigos y tantos familiares que parece mentira. Cómo puede ser que un croata nacido en Suiza puede decir que mi casa está en Sevilla. Ahora me voy pero volveré de nuevo. Por desgracia la edad castiga, no podré estar en el campo. Pero estaré aquí”.
No obstante, Rakitić aprovechó la oportunidad de pasarle la cuenta al actual entrenador de los albirrojos, Quique Sánchez Flores, el cual lo ha mantenido en la banca de suplentes desde que llegó en diciembre pasado. “Yo me veía todavía capaz de ser titular indiscutible, pero muchas veces los jugadores no debemos entender la decisión, sino aceptarla. Para mí hubiera sido imposible estar sentado en el banquillo y no poder ayudar al Sevilla”, señaló.
Y con esto último se refiere a que el cuadro andaluz ha tenido una muy mala temporada, está a sólo un punto de la zona de descenso, y sus resultados no mejoran con la dirección técnica de Sánchez. “No soy de coger lo que me queda”, dijo el centrocampista y ratificó que su futuro está en Arabia Saudita.
“Han habido más contactos pero lo dejé todo en manos de mi agente. El Al Shabab quiere crecer mucho en Arabia y ahí puedo dar lo mejor de mí en el campo, ayudar a los jóvenes y a la mentalidad y hacer crecer e ese equipo y esa Liga”, sostuvo.
Luego narró que “me llevaré camisetas para enseñar en Arabia lo que es el Sevilla. No hay cosa más grande que sentirse sevillista y sevillano. Seguiré durmiendo a mis hijas con marchas de Semana Santa y el salmorejo lo llevaremos a Arabia, no hay problema. Aquí hay un sevillista para toda la vida”. Y las lágrimas volvieron a inundar su triste mirada.