La emotiva reacción de Mijaín López al saber que Yasmani Acosta sería su rival por la medalla de oro
Un registro muestra el momento cuando el cuatro veces campeón olímpico observaba cómo el chileno se convertía en el otro finalista en la categoría de 130 kilos de la lucha grecorromana. Ambos tienen una cercana relación de hace décadas.
Yasmani Acosta está a una lucha de alcanzar la gloria eterna. Tendrá el desafío más importante de su carrera al enfrentar a su amigo, excompañero y mentor Mijaín López, el tetracampeón olímpico y considerado como el mejor de la historia en su disciplina. Uno buscará la medalla de oro y cumplir su sueño, mientras que el otro irá por estirar su récord.
Ambos tienen una amistad que tiene un origen más de una década atrás. Por ello, cuando el cubano se enteró de que el representante chileno estaría en la definición contra él, estalló en alegría.
Acosta selló su boleto a la final y se aseguró la medalla. Solo faltaba definir el color del metal. Todo ocurría mientras López observaba atentamente a lo lejos la disputa con el chino Lingzhe Meng. A su lado estaba Héctor Milián, el primer campeón olímpico de la lucha cubana en Barcelona 92. Fue un festejo mutuo por el cariño que le tienen al nacionalizado chileno.
“Va a ser una final muy bonita, creo que va a ser algo espectacular entre dos cubanos. La final será desmandada. Vamos por países distintos, pero tenemos la misma sangre. Esta es la consagración de los entrenamientos que tuvimos juntos. Será algo lindo”, aseguró el cuatro veces medallista de oro.
Estrecha relación
Acosta también se refirió a su disputa con López. “Él es mi ídolo en el deporte. Conozco su historia, sé por lo que ha pasado, el esfuerzo que está detrás de sus logros. Él es mi amigo, mi hermano y será una final bonita”, aseguró el nacional.
Su relación se remonta a su natal Cuba desde que el chileno fue subido, con 16 años, a ser el sparring del tetracampeón olímpico porque nadie se atrevía a entrenar con él. Sin embargo, el derrumbe del régimen castrista lo perjudicó y quedó a la sombra, pues no había dinero para más de una estrella.
Acosta vivió relegado a un rol secundario. Compitiendo y ganando, pero siempre detrás de López. Durante una década fue el segundo luchador de Cuba en los 130 kilos. Aunque no había un tercero en disputa mejor que él en todo el continente, él disputaba las clasificatorias, pero a los torneos debía asistir Mijaín.
No pudo explotar sus virtudes para ponerse en la línea del mejor de la historia. Hoy, sin embargo, lo está. Disputará palmo a palmo la medalla de oro en la final de la lucha grecorromana de París 2024.
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