La última vez que River Plate se cruzó en el camino de un equipo chileno en una etapa de eliminación directa en la Copa Libertadores fue en las semifinales de 1996. Una llave que aún es recordada con un cierto grado de impotencia por los hinchas de Universidad de Chile, quienes vieron cómo la clasificación a una inédita final se esfumó en gran parte por la polémica actuación del árbitro ecuatoriano Alfredo Rodas.
Al igual que en la llave entre el Cacique y los Millonarios, el primer partido jugado en Santiago terminó empatado. Esa vez fue un 2-2 en el Estadio Nacional. Abrió la cuenta Enzo Francescoli, a los 23′, con un remate de media distancia, que da en la línea del área y sorprende a Sergio Bernabé Vargas. Sin embargo, los azules se recuperaron rápido y un minuto después Esteban Valencia emparejó el marcador tras una gran asistencia de Marcelo Salas.
En el segundo tiempo, las emociones llegaron sobre el final. A los 69′, el Matador definió con muchísima categoría para poner el 2-1 transitorio. No obstante, ocho minutos más tarde, Juan Pablo Sorín emparejó definitivamente, un encuentro en el que los azules hicieron bastante por merecer una mejor suerte que un empate. Y tal como ocurre en esta ocasión con los albos, la ilusión de dar el gran golpe en Buenos Aires estaba más latente que nunca.
En la víspera, los medios de comunicación chilenos hablaban de una final anticipada. La U, con un muy buen equipo dirigido por Miguel Ángel Russo y con figuras como el mundialista argentino Leo Rodríguez y un Salas en un gran momento. Curiosamente, en ese momento el oriundo de Temuco era pretendido por Boca Juniors, tal como hoy sucede con Carlos Palacios. Luego, Carlos Salvador Bilardo le bajaría el pulgar (“nunca un chileno ha triunfado acá”, llegó a decir) y el goleador escribiría una historia dorada con la banda sangre en el pecho.
En ambos encuentros se permitió público visitante y la convivencia en las tribunas e inmediaciones de ambos recintos estuvo lejos de ser pacífica. Para la revancha fue designado el ecuatoriano Alfredo Rodas, un árbitro que desde un comienzo dejó pegar, y que fue protagonista de una jugada que 28 años después sigue en el recuerdo amargo del cuadro estudiantil y sus simpatizantes.
En un repleto Monumental de Núñez se desarrolló el partido. Ya en los primeros minutos las entradas violentas se sucedieron y en medio de eso llegó el gol del local, a los 33′. Un latigazo de 30 metros dio en el cuerpo de Cristián Mora y descolocó totalmente al Superman Vargas, quien quedó estático. El 1-0 cambiaba el partido y obligaba a la U a soltarse un poco más. Y eso ocurrió, pero no contaban con la actuación del réferi, quien no cobró un increíble penal de Germán Burgos sobre Esteban Valencia, sino que dio ley de ventaja después de que el balón le quedó a Salas, quien estrelló su zurdazo en el vertical.
La defensa de Maradona
De ahí en adelante todo se descontroló. Más tarde fue expulsado Escudero y el marcador no se movería. El escandaloso arbitraje fue incluso resaltado por los medios transandinos. “Sinvergüenza”, fue el título que escogió Olé para describir el cometido del ecuatoriano. “El árbitro Alfredo Rodas tuvo una actuación malísima. Dejó pegar, no tuvo personalidad. ¿Quién fue capaz de designarlo?”, preguntó.
“¿De dónde sacó la Confederación (Sudamericana) al ecuatoriano Alfredo Rodas? ¿Cómo pudo designarlo para una semifinal de Copa Libertadores? El árbitro tuvo un primer tiempo bochornoso. Y un segundo tiempo casi tan bochornoso”, insistió.
En Chile, La Tercera también hizo mención de los sucedido. “Al equipo chileno se le pueden enrostrar pocas cosas: no haber aprovechado su superioridad numérica cuando Rodas expulsó a Escudero y la mala suerte de las dos jugadas decisivas para el resultado, la del gol de rebote de Almeyda y la del penal que se comió el árbitro”, reflexionó.
Incluso, los jugadores y la dirigencia de la U encararon al juez. El doctor René Orozco, presidente del cuadro laico en ese momento, no se guardó nada y lo rebautizó como “Alfredo Robas”. Y hasta Diego Armando Maradona salió en defensa del Romántico Viajero, calificando también como “sinvergüenza” al juez. “No le robó a Universidad de Chile por no cobrar un penal de Burgos a Valencia ni a River por haber permitido que golpearan todo el partido a Francescoli, sino que le robó al fútbol”, planteó.
En 2010, en entrevista con este medio, Rodas dio su versión. “No vi esa jugada, si lo hubiera hecho la habría sancionado. Después repasé el partido y no me pareció penal. Pero le digo que nunca me arrepentí de nada en mi carrera y esa no fue la ocasión. El fútbol es así y estos supuestos errores lo hacen un deporte entretenido. Pero le aseguro que no la vi, por lo mismo no me arrepiento y no hubo mala fe”, indicó.
La sombra de que la Conmebol pudiese estar detrás de todo se apoderó del ambiente en ese invierno del 96. Y, de hecho, también sucedió en la víspera de esta semifinal, en la que fue el propio Jorge Almirón quien salió a expresar su preocupación tras el arbitraje del brasileño Raphael Claus en Santiago. “Esperemos que no pase nada raro, que sea imparcial el árbitro que nos toque allá y que gane el mejor. Así que esperemos hacer un buen partido, que sea imparcial el arbitraje y no incida cómo pasó hoy”, remató el DT.