La estrategia que Neymar repite para salir del PSG ya había quedado de manifiesto cuando dejó el Barcelona para aceptar la millonaria propuesta del equipo francés, avalada por los caudales árabes. El club catalán tuvo que conformarse con los 200 millones de euros que recibió por la ficha del brasileño, una cifra por ningún lado despreciable, pero que apareció como un consuelo para terminar con una trama que fueron tejiendo el delantero y su entorno, con un final acorde con sus pretensiones. Algo similar a la que desarrollan ahora, que acaba en una bifurcación: al astro se lo pelean el Barcelona y el Real Madrid. Y todo indica que va a jugar en alguno de los gigantes españoles y que a Francia no volverá.
El PSG pretende no perder dinero en la pasada. O, más bien, recuperar buena parte de la inversión que realizó en 2017, cuando pagó 220 millones de euros para quedarse con el futbolista más apetecido del momento. El diario francés Le Parisien reveló que el piso que fijaron para negociar es apenas 20 millones de la moneda comunitaria inferior a la inversión en la que incurrieron para conseguir que Neymar dejara Cataluña. Un precio que parece justo, porque ya tiene 27 años y un par de lesiones a cuestas. Los hinchas ya le perdieron la paciencia. Colgaron lienzos en su contra y cantaron insultos. "Neymar hijo de puta", se escuchó en las tribunas durante el triunfo sobre el Nimes.
El brasileño pone de su parte, pero para dejar su actual club, algo similar a lo que ocurrió hace dos años. Una táctica es amurrarse. Como a comienzos de julio, cuando no se presentó al inicio de los entrenamientos. O a comienzos de agosto, por ejemplo, cuando ha trascendido que las relaciones con el director deportivo del PSG, Leonardo, están rotas, una prerrogativa que escasos trabajadores en el mundo pueden darse el gusto de gozar. Que ambos brasileños prácticamente no se hablan.
Otra señal potente es que ni siquiera participó de la gira de pretemporada, a las que su presencia le habría dado un mayor valor. La expresión trasciende lo futbolístico. Los amistosos con Neymar tienen un valor distinto. Más alto, se entiende. La recuperación relativa a la lesión que también le impidió disputar la Copa América sirvió como coartada perfecta. En el intertanto, al menos desde el Barcelona, surgen voces potentes que piden (o aprueban) su fichaje. Neymar dejó amigos en el vestuario catalán. Hoy son los principales avales para su retorno.
Los dirigentes encabezados por Nasser Al-Khelaifi también se inquietan. En junio, en entrevista con el diario L'Equipe, el mandamás del PSG ya había pedido mayores señales de parte del futbolista de su deseo de permanecer en el club. "Quiero que los jugadores estén preparados para defender el honor de esta camiseta, y para involucrarse en el proyecto del club. Los que no quieran, o no lo entiendan, lo vemos y lo hablamos. Claro que hay contratos que respetar, pero la prioridad absoluta ahora es la adhesión total a nuestro proyecto", estableció el empresario.
Un modus operandis
Basta revisar someramente la cronología de situaciones que rodeó a su traspaso desde el Barça para darse cuenta de que el plan de Neymar y de su círculo cercano es similar al que en su momento terminó instalándolo en las cercanías de la torre Eiffel. En julio de 2017, Neymar coqueteaba a dos bandas. Por un lado, aceptaba los términos que le proponían los galos y, por otro, declaraba sentirse "feliz", en el Barcelona. Eso, con apenas días de diferencia, entre el 16 y el 20 del citado período.
En el intertanto, las redes sociales comenzaron a generar ambiente. Thiago Silva le daba 'like' a un fotomontaje que mostraba a su compatriota con los colores del PSG y Unai Emery también le guiñaba el ojo estableciendo que para competir en la Champions el equipo necesitaba contar con uno de los mejores cinco futbolistas del mundo. El 21 de julio, Neymar cuelga en Instagram una sugerente imagen en señal de meditación, que recibió 'me gusta' de tres jugadores del PSG: Ángel Di María, Kevin Trapp y Marco Verratti.
Dos días después, Gerard Piqué sube una imagen con el brasileño y un mensaje que parecía contundente: "Se queda". Sin embargo, tres días después, el mismo Piqué se ve obligado a relativizar la afirmación y a dejarla en el plano de la opinión. El 28 de julio, se filtra un video de Neymar entreverado en una pelea con Nelson Semedo durante una práctica, que Ney abandona tirando el peto al suelo. Ya el 30, el Barcelona parecía resignado a la ejecución de la cláusula de rescisión. Neymar cierra una gira a China como figura del Barcelona, pero con una misteriosa parada en Dubai. Dos días después le anuncia a Ernesto Valverde que partirá. El 3 de agosto ya era jugador del equipo francés. El mismo que ahora bebe de la misma pócima para que lo deje partir.