Aún no empieza el Mundial de 2022, pero el que se realizará ocho años después que el de Qatar ya comenzó a jugarse. En rigor, lleva un par de años en desarrollo, por más que ni siquiera se conozca el sitio en que se disputará. Concretamente, ni siquiera se ha abierto la postulación, pero ya hay varios que han levantado la mano para albergarlo. Chile forma parte de una significativa candidatura. El bloque sudamericano que integra junto a Uruguay, Argentina y Paraguay aspira a ganarle la batalla a connotados competidores. A priori, España y Portugal también han mostrado interés. Y puede sumarse alguno más. China, con los millones y los avances de una economía próspera y el respaldo de la población más numerosa del planeta también puede transformarse en una amenaza para la candidatura.
Teóricamente, la postulación que respaldará la Conmebol parte en desventaja. Las diferencias económicas con cualquiera de los demás países que quieren recibir el evento es ostensible. Y si ya existen diferencias significativas en materia de infraestructura, concepto que no solo abarca lo meramente deportivo, sino que se traspasa a otros aspectos, como la vialidad, la hotelería o el plano tecnológico, es dable proyectar que el paso de los años pueda profundizarlas. Aún así, la batalla no puede darse por perdida de antemano. Y nadie siquiera piensa en eso.
Por lo pronto, el bloque continental sigue dando pasos. Para el martes, la Asociación Uruguaya de Fútbol, que actúa como el eje articulador, dado que el evento serviría para conmemorar el centenario del Mundial de 1930, el primero de la historia y que se organizó en el país oriental, convocó al anuncio oficial de la candidatura. En el acto habrá representantes de los cuatro países y estará el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez. La confederación debe transformarse en el principal aval de la intención de organizar el torneo.
El continente del fútbol
Tiempo para pensar en inversiones y en cómo conseguir los recursos, aún queda. De hecho, el cuaderno de cargos, el documento que contiene cada una de las peticiones en materia organizativa solo se conoce una vez que se asigna la respectiva sede. Por el momento, la apuesta apunta a convencer al pleno del Congreso de la FIFA de que la candidatura sudamericana no solo es viable sino que, además, es la mejor.
El relato adquiere una importancia clave. Ese concepto, primero, y ese aspecto, después, ha sido cuidadosamente analizado y revisado a la hora de estructurar la campaña. De hecho, no es casual que Domínguez haya defendido férreamente a los futbolistas sudamericanos frente Arsene Wenger, director de Desarrollo del Fútbol Mundial de la FIFA, quien sobrevaloró la importancia del fútbol europeo en una alusión a Kylian Mbappé. “Si él (Kylian Mbappé) hubiera nacido en Camerún, no se habría convertido en el delantero que es hoy. Está Europa y el resto del mundo”, expuso el ex técnico del Arsenal. Domínguez recogió el guante y explotó. “Estas declaraciones revelan que el racismo y la discriminación no solo están dentro de los aficionados al fútbol o se limitan a insultos y gestos profanos, sino en el pensamiento de personas con formación y cuyas opiniones son replicadas en los medios. Además, los prejuicios más condenables se disfrazan de reflexiones ‘fundamentadas’ e ‘inteligentes’”, disparó, antes de salir a defender el principal patrimonio del fútbol sudamericano, a su juicio: la calidad de sus jugadores.
“Las declaraciones de Wenger exponen una ignorancia tremenda, impropia de alguien con un conocimiento medio de nuestro deporte, un comportamiento totalmente inaceptable en un individuo que ha trabajado en el fútbol durante años: ¿Deberíamos recordarle a Samuel Eto’o, Didier Drogba, Sadio Mané, Emmanuel Adebayor, George Weah o Mohamed Salah... Todos ellos africanos y delanteros letales? ¿No son estos pocos que menciono aquí verdaderas estrellas que han deslumbrado a Europa? La defensa de los jugadores africanos, la hago mía, dado que los sudamericanos también conocemos muy bien y de primera mano estas actitudes que parten de la creencia de que el mundo empieza y acaba en Europa. El talento de los jugadores africanos y sudamericanos suma destreza, creatividad y pasión al fútbol del mundo, en especial al europeo. Talento futbolístico que hay que valorar y respetar”, complementó, en un letal contraataque.
Inversión y sustentabilidad
La inversión es otro de los ejes que pueden desequilibrar la elección. De hecho, la FIFA define la importancia de cada criterio en una tabla, que los ordena por porcentaje de prioridad. La infraestructura se lleva el 70 por ciento de la atención y contempla aspectos que transitan entre los estadios, las obras viales, la hotelería y las comodidades para las delegaciones hasta los fan fest, los sitios de esparcimiento oficiales para los fanáticos que llegan desde todo el mundo.
El desafío no es menor. El Mundial de 2030 se jugará con 48 equipos, lo que supone la necesidad de una buena cantidad de estadios. Si se trata de capacidad, el Nacional estaría en condiciones hasta de recibir un partido de los cuartos de final, pero el golpe llega desde otro flanco: si se considerara la modernidad de los recintos de todos los países involucrados, solo el Mario Alberto Kempes, de Córdoba, en Argentina, cumpliría con lo que se necesita para escenificar una semifinal.
Las autoridades deportivas y de gobierno trabajan de la mano. En los cuatro países, la materia se ha tratado como un asunto de estado. Es decir, ha trascendido a los gobiernos de turno. Para efectos de Chile, las gestiones comenzaron en el de Sebastián Piñera y el de Gabriel Boric las ha continuado en la misma línea. “No se alcanzó a hablar de inversión. De hecho, en la reunión en Santiago, vino una persona que invitamos, que era una de las encargadas de la postulación de México, Estados Unidos y Canadá a contarnos su experiencia. La FIFA todavía no abre el cuaderno de cargos. Por ahora, es una precandidatura, en rigor. Lo que se está mostrando es el interés. La candidatura oficial se produce cuando la FIFA abre la postulación y eso todavía no ocurre. Conversaciones informales. La ministra (Pauline) Kantor habló con (Gianni) Infantino en Francia, en el Mundial femenino. Y más que la inversión, de lo que se habló fue de que la FIFA está buscando mundiales sostenibles, sustentables, que vayan en la línea del cuidado del planeta, que generen poco impacto en la huella de carbono. Todo ese tema, que hoy está en boga”, explica Andrés Otero, quien ejerció como Subsecretario del Deporte en la administración anterior.
Aunque la inversión se presume millonaria, ni siquiera se ha llegado a la cuantificación de los gastos. Sí están claros otros aspectos que resultan tan importantes como el dinero que se necesita para la organización. “Hoy, Chile no tiene estadios como para hacer un Mundial, hay que construirlos. Pueden ser mecanos. En Qatar, la mitad lo son. Incluso hay algunos que, dentro del marco de la sostenibilidad y la sustentabilidad, terminado el Mundial los van a desarmar y transformar en escuelas en países del tercer mundo, en África, principalmente”, plantea Otero. La última consideración entra en el plano del legado que la FIFA busca que cada Mundial deje en los países que elige como sede.
El otro es estrictamente monetario. Para acercar la realidad, el ejemplo que más sirve es el de Brasil 2014. El país más grande de Sudamérica invirtió US$ 11.520 millones para dejar todo en las mejores condiciones. A cambio, el PIB se incrementó en US$ 13.500 millones y los turistas, dejaron US$ 3 mil millones más. Unos 600 mil extranjeros visitaron el país y otros tres millones de brasileños se movieron por toda su geografía, con el consiguiente beneficio en todos los aspectos. A modo de ejemplo, se vendieron unas 450 mil noches de hotel. Si la Verdeamarilla no celebró en la cancha, fuera de ella lo hicieron todos. La economía local se dinamizó a tal punto que se generó un millón de empleos, de los cuales 700 mil fueron permanentes.