Se acabó el jolgorio de cuecas y tonadas. Los terremotos pasaron a ser tsunamis con la intempestiva lluvia. Pero el chileno no se amilanó ante la adversidad. Puso el pecho, la garganta y estómago a las inclemencias del tiempo.

Para los chilenos, la selección de fútbol es otra de nuestras principales motivaciones. Por ella nos desgañitamos cantando el himno nacional con guitarras o sin ellas, estemos donde estemos, nos hacemos sentir.

Para celebrar con empanadas y chicha en cacho, nos sobran los motivos. Para celebrar goles, nos están faltando inspiradores.

Reinaldo Rueda lleva meses de trabajo. Aún no encuentra la vuelta como sí las tiene la cueca. El zapateo en las redes no se siente. En el colombiano hay preocupación.

Alexis, marginado por Mourinho de la titularidad, no duerme tranquilo, ese trompo no gira como antes. Mora, Rubio y Jeraldino, aún crudos, se parrillean en un solo anticucho a fuego lento, Henríquez no enciende ni con carboncillo. ¿Y Castillo? demuestra que no es chicha ni limoná. ¿Y Vargas? como siempre, al aguaite. No levantan el vuelo como coloridos volantines y para peor, se olvidaron del emboque.

Rueda, como autoridad, da vueltas y vueltas en una descoordinada cueca. Y pañuelo al viento, se apresta a decir adiós a los que prefieren bailar cumbias y no el baile nacional. Para ellos queda el "Dieciocho Chico". Se jugará contra Perú, México y Honduras como última oportunidad.

Hacer goles tiene componentes emotivos, nerviosos y endocrinos. Hacer goles sobrepasa los límites de quién los hace. Hacer un gol es salud corporal y también de alzar un buen vaso de vino. Hacer goles sana patologías médicas, mejora vínculos de convivencia, todos ríen y hasta mejoran el ánimo nacional.

La gente va al estadio no para ver quién jugó mejor, este o aquel, sino a sentir el gol. El gol alimenta al hincha como los romanos alimentaban con cristianos a los voraces leones. Así de brutal es el gol. Así de brutal es nuestra actual hambruna de depredadores.

Si Alexis no está para zapatear una cueca, menos el resto para cantar una tonada.