Primero el tifón que pegó en el palo y luego el terremoto que entró en el ángulo. Se cortó el internet, la luz, los teléfonos y el agua (hago la lista en orden de las prioridades en la sociedad actual), cerraron todos los comercios y hasta era complicado conseguir alimentos. El partido entre Japón y Chile en Sapporo se suspendió debido al sismo de 7.0 en la escala de Richter. Incluso no se podía salir de la capital de la isla de Hokkaido porque el aeropuerto no funcionaba.

Tanto viaje, 12 mil kilómetros, tanto esfuerzo, tanto cambio de horario para nada. Y acá, un lindo fin de semana libre para todos. Es bastante absurdo lo que ocurre con esta bendita fecha FIFA, y quedó al desnudo con la suspensión del amistoso en Japón, el fútbol chileno entra en un riguroso "feriado irrenunciable".

La pregunta es ¿para qué? Si en la nómina de Reinaldo Rueda apenas figuran tres jugadores del campeonato local y uno de ellos, Brian Cortés, es suplente fijo en Colo Colo. Los otros dos, Ignacio Jeraldino y Angelo Henríquez, son piezas importantes en sus clubes, sobre todo el delantero de Audax, pero nada que afecte catastróficamente el rendimiento de ambos equipos y que les impida afrontar de manera correcta sus respectivos duelos. Además, lo que pierden en la cancha lo ganan en marketing, valorizando a sus figuras con la vitrina selección. Por último, en el peor de los casos, se suspenden solo los partidos de la U y Audax o se les compensa económicamente.

En resumidas cuentas, no tiene sentido alguno suspender el campeonato por la fecha FIFA. A los jugadores les vendrá bien el finde libre con su previsible parrilla, pero la competencia pierde continuidad, los equipos deben inventarse amistosos para mantener el ritmo competitivo y, lo que es peor, esta fecha FIFA viene acompañada de las fiestas patrias, donde tampoco se jugará. Es decir, una linda zanja de quince días sin fútbol.

Pienso en Everton, con la moral muy alta luego de ganarle a Colo Colo, lo peor que les podía pasar es cortar el impulso en su pelea por salir del fondo. Lo mismo Universidad de Concepción, energizada luego del disputado 2-1 contra La Calera, o Universidad de Chile, que se acercó mucho a los puestos coperos con su triunfo sobre Temuco.

A la larga, no queda muy claro quién gana con esta detención forzada, aparte de algún equipo que venga muy mal o tenga media docena de lesionados. Además, los partidos de Chile ni siquiera se juegan el fin de semana. La prioridad, se dice, siempre la tiene la selección, pero esta prioridad no tiene por qué ir en contra de la lógica. Menos cuando se trata de amistosos "de prueba", con seis cambios, donde los últimos minutos son un relleno de fútbol desdibujado y cansino y cuya única finalidad es mirar jugadores y sacar "conclusiones". Bueno, miren y saquen conclusiones, pero no interrumpan el torneo local donde hay 16 equipos sacándose los ojos. Se entiende cuando es una doble fecha eliminatoria, porque la atención está toda enfocada en la selección, porque los puntos valen oro, pero cuando son amistosos al otro lado del mundo contra rivales de rango medio. No vale más un Japón - Chile de guante blanco, que ocho partidos de Primera A jugados con el cuchillo entre los dientes.

El reclamo viene a destiempo, lo asumo, pero se podría cambiar la suspensión automática, sobre todo cuando haya menos de cinco jugadores locales nominados. Ahora, con todos contratiempos que ha habido, capaz que el martes aparezca Godzila en Corea, se coma las torres de iluminación del estadio y tampoco se juegue.