La imagen de Christian Eriksen sufriendo un infarto en plena disputa de la Eurocopa aún permanecen intactas en la retina de millones de seguidores del fútbol en el mundo. El temor por la vida del volante de Dinamarca y del Inter de Milán se apoderó de todos. Después de tensos minutos, el mediocampista dio señales de recuperación. Eso sí, su rehabilitación plena, y sobre todo la posibilidad de que vuelva a jugar, siguen siendo inciertas.

A Eriksen le instalaron un desfibrilador automático para prevenir consecuencias futuras y para reducir el riesgo de que sufra consecuencias derivadas del infarto. Sin embargo, ese aparato se transforma ahora en el centro de la controversia. La federación italiana de fútbol advierte que no permitirá el retorno del jugador, compañero de Alexis Sánchez y Arturo Vidal en el cuadro lombardo, si lo sigue teniendo instalado.

“No podemos aprobar plenamente que juegue en Italia. Si a este jugador le quitan el desfibrilador y un especialista demuestra que está bien, podrá jugar en el Inter”, declaró Francesto Braconaro, miembro del comité científico técnico de la Federación Italiana de Fútbol, en radio KissKiss.

Arturo Vidal y Christian Eriksen, en el Inter. (Foto: Instagram)

El riesgo de un golpe

Si bien en el fútbol italiano no existe una norma específica respecto del uso del desfibrilador constante, sí está el temor de que el aparato pueda romperse producto de una acción típica del juego, como un golpe o el choque con otro jugador.

En ese contexto, el retorno de Eriksen, al menos al fútbol italiano, estará sujeto a las revisiones médicas a las que será sometido en los próximos días, que determinarán si es indispensable que mantenga instalado el dispositivo y, principalmente, si seguirá siendo considerado apto para practicar deporte de alta competencia.

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