La ventaja del Liverpool obligó al Tottenham a inclinar la cancha hacia el arco de Alisson Becker (26). Y el brasileño no se ocultó. Ocho atajadas sumó en el Wanda Metropolitano, dando la seguridad que a los reds les faltó en la definición de 2018, cuando el gran villano ante el Real Madrid el alemán Loris Karius. Esta vez, el arquero, posición que obliga garantía, respondió.

En el pasado quedó la desastroza presentación del portero germano. Los goles de Benzema y Bale, regalados por el actual meta del Besiktas, no se olvidarán.

Tras la debacle, el Liverpool se propuso reforzar el arco. Y a cualquier costo, pues en su momento el traspaso de Alisson desde la Roma fue el más caro de la historia para un arquero: casi 90 millones de dólares (después superado por Kepa y su llegada al Chelsea).

Es el primer título fuera de Brasil para Becker, quien solo había ganado torneos estaduales. Karius, en tanto, rechazó la invitación para asistir a la final. Y, tras el título, se limitó a tuitear desde casa: "Felicitaciones. Realmente feliz por el club y los fans. Se lo merecen". Al mismo tiempo, el brasileño hacía una videollamada desde la mitad de la cancha. El cambio fue para mejor.