La final de todos los tiempos, el Superclásico más importante de la historia, el River-Boca que debía definir al campeón de la Copa Libertadores, se frustró otra vez. De nuevo se montó un operativo de seguridad este domingo. De nuevo se abrió el Monumental. De nuevo una multitud de hinchas locales anduvo por las calles de Buenos Aires y se acercó al estadio para ver la Superfinal. Tarde, demasiado tarde, alrededor de las 14.00, cuando faltaba un poco menos de tres horas para el inicio, el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, anunció que se postergaba para preservar las condiciones de igualdad deportiva.

Se podría haber suspendido el mismo sábado por la noche. Ahí ya se sabía que Pablo Pérez, con lesiones en un ojo, no estaba en condiciones de jugar el domingo. Ahí ya estaba muy claro que Boca no iba a querer jugar el partido y que si llegaba a hacerlo sería mostrándose como víctima total. Ahí ya era obvio que si había River-Boca un día después del ataque de barras locales al bus xeneize, con las consecuencias por todo el mundo registradas, sería en un clima híper caliente, sensible al extremo, propenso a un escándalo todavía superior.

La Conmebol hizo todo lo posible para que se jugara. Por eso durante el domingo por la mañana Pablo Pérez volvió al Sanatorio Otamendi, al lugar donde lo habían revisado el sábado. Ahí, bajo la supervisión de un notario, le hicieron un certificado médico que indicaba que no estaba en condiciones de jugar por la lesión en el ojo, sufrida por las astillas de una de las ventanillas rotas por el ataque a piedrazos de la barra brava de River.

La Conmebol y River decían que se jugaba a las 17 de este domingo. Mientras tanto desde el hotel de Boca un dirigente le contaba a La Tercera: "Estamos armando un informe muy fuerte para presentar. Hoy no se puede jugar. Y vamos por todo, hasta por los puntos". El contraste era absoluto entre una mirada y otra.

Mientras Rodolfo D'Onofrio, presidente de River, insistía con que 15 inadaptados habían arruinado la fiesta, Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se hacía cargo de las fallas en el operativo y responsabilizaba a la policía de la ciudad, pero también relacionaba los incidentes con los diez millones de pesos argentinos y las 300 entradas para la reventa que se les incautaron a barras de River en un allanamiento llevado a cabo el viernes.

Dos dirigentes de Boca le acercaron pasado el mediodía a Alejandro Domínguez la presentación del club. "Un informe de 26 carillas tremendo", contó una fuente de la Conmebol. Y amplió: "Nosotros ya sabíamos que viniendo de Angelici (distanciado de Domínguez) iba a ser así". Lo que no supo explicar fue por qué la Conmebol no lo postergó el mismo sábado por la noche.

Hubo un llamado de Alejandro Domínguez a Mauricio Macri, el Presidente de la Nación, para comunicarle la decisión. "Si se juega y hay un problema, yo me vuelvo a Buenos Aires, pero a vos te queda el problema en las calles. Puede pasar cualquier cosa, Mauricio", le comentó el titular de la Conmebol en tono amigable a Macri. Tienen una muy buena relación. Es más: hace un tiempo, cuando las distancias entre Domínguez y Angelici eran imposibles de acortar, el propio Macri armó una cumbre en Buenos Aires y el presidente de la Conmebol por su pedido viajó exclusivamente.

En el mismo hotel que Domínguez se hospeda en Buenos Aires también se aloja Gianni Infantino. El presidente de la FIFA estaba desencantado. "Era una gran oportunidad para el fútbol sudamericano. Por eso vine a apoyarla", cuentan fuentes de la Conmebol que le comentó Infantino a Domínguez cuando éste le comunicó que tampoco se jugaba ayer.

El informe de Boca, más allá de presentar múltiples argumentos médicos para no jugar el partido este domingo, también solicita que se aplique el reglamento en su máxima amplitud. Eso es igual a pedir los puntos. Sin embargo, desde la Conmebol, le informaron a La Tercera que eso no ocurrirá. Que el partido se jugará sí o sí.

El campeón se definirá en la cancha. Y la idea es que se juegue en el Monumental, descartando así rumores de mudar la revancha a otro país. Hasta se especuló en un momento con que querían trasladarla a Emiratos Arabes. Este martes, a las 10 de la mañana, en la sede de la Conmebol en Asunción, se resolverá todo junto a los presidentes de River y de Boca. Como Buenos Aires en estos días estará blindada por la cumbre del G-20, la fecha que se baraja hoy como posible para la disputa del Superclásico es el sábado 8 de diciembre. Más tarde, imposible: se viene el Mundial de Clubes. La Copa Libertadores más manchada de la historia no sabe aún cuando terminará.