La fórmula que revivió a Pizarro
Hoyos hace entrenar a la carta al Fantasista. Le baja las cargas cuando lo ve sobreexigido y cuida su recuperación con masajes, kinesioterapia y baños en altas temperaturas.
David Pizarro parece haber viajado al pasado. Corre como si tuviese 20 años. Pek, en su segundo curso en la U, está teniendo su renacer. En la victoria ante Temuco, los elogios apuntaron a su actuación. Hoy no es sólo un habilitador. A esa condición le agregó el quite.
El nuevo Pizarro comenzó a forjarse a finales de 2017. Pese a su intención de retirarse, empujado por el deseo de su mujer de volver a Italia, optó pro esperar hasta el último día para tomar una decisión. Y hubo un cambio que alteró el panorama. En sus últimos duelos del Transición, notó una mejora en su rendimiento deportivo. Sintió que su cuerpo le respondía de otra manera ante la exigencia. Ya no se cansaba igual. Jugar los segundos tiempos de todos los duelos, situación que acordó con el técnico Hoyos, comenzaban a parecerle poco. Quería más minutos.
Su repunte físico lo llevó a cambiar su decisión. Quería jugar un año más, por lo que acordar su renovación no fue un problema. Sabía, eso sí, que la pretemporada sería clave para su titularidad. Lo conversó con Hoyos. Le pidió más oportunidades y le dijo que ya sí quería ser una alternativa para empezar desde el primer minuto. Un nuevo Pizarro en 2018.
Luego de la victoria ante Temuco, Pek hizo una revelación: "Estoy feliz porque hice una pretemporada muy intensa y porque me tenía que sacar de la cabeza el temor de que iba a empezar del minuto uno y que no me pasaría nada. Eso es complicado".
No era sólo temor a que se reprodujeran las lesiones que lo atormentaron durante su paso por Santiago Wanderers. Era pánico a cómo iba a responder su cuerpo ante la exigencia de jugar todo un partido. "Pizarro tenía miedo de no aguantar los 90. Se imaginaba que el cuerpo no le iba a dar. No quería caminar los últimos 30 minutos del encuentro y estar expuesto a las críticas", dicen desde el Centro Deportivo Azul.
Ante tal panorama, el cuerpo técnico le preparó un trabajo especial. "A la carta", como dice Hoyos. "Pizarro corrió mucho durante la pretemporada. Pero se le lleva con cuidado. Si está muy exigido, se le baja la carga. Hoyos lo cuida harto, sabe sus limitaciones. Y lo quiere bien, porque lo ve como clave en su nuevo estilo de juego", dicen desde el cuerpo técnico.
Pizarro utiliza todos los métodos que favorecen su recuperación. Se le aplica todas las semanas masajes, kinesioterapia y tratamiento en máquinas de frío. También se le ve en las piscinas del CDA. El 8, hace unas semanas, confesaba su renacer: "Me han molestado harto, dicen que soy Benjamín Button. Estoy consciente de que cada partido que pasa, cada entrenamiento que pasa, es uno menos. Estoy en la etapa de disfrutar mucho. Esto ha sido mi vida, lo que más amo. Ya luego voy a despertar de un lindo sueño".
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