La relación entre los futbolistas y las redes sociales es, a estas alturas, indisoluble. Forma parte, incluso de la transformación en sujetos de atención pública e incluso publicitaria. Sin embargo, hay límites. En las concentraciones, cada vez con menos éxito, los cuerpos técnicos intentan limitar el uso de los teléfonos móviles, sobre todo en los momentos de estricto descanso. Más cerca de la cancha, por cierto, resultaba impensable que un futbolista se distrajera con este tipo de elementos, pero el límite fue traspasado.
En pleno partido entre Unión Española y Coquimbo Unido, la transmisión televisiva exhibió a dos jugadores que integraban la banca, el arquero suplente Alonso Montecinos y el defensor José Tiznado, registrándose a través de un aparato, absolutamente desentendidos de lo que estaba aconteciendo en el campo de juego. Quedó, incluso, el registro del momento en que lo hacían, con exactitud: 22 minutos y 49 segundos de la etapa inicial.
La crítica
La escena no tardó en ser captada y subida a las plataformas cibernéticas. Menos demoró en transformarse en materia de debate. “Súper metidos en el partido, ¡qué tienen en la cabeza estos niños! De mal en peor”, escribió en Twitter el ex lateral de Cobreloa y la Selección, Rodrigo Pérez.
Pérez no fue el único que fustigó la conducta. “Fue comentario entre todos los jugadores viejos. Tenemos que luchar contra una generación distinta, no solo por la tecnología sino por su uso. Un entrenador tiene que preocuparse de tantas cosas que por sentido común no debería llevar un celular a la banca. Superaron todos los límites. No me imagino a un operario que tenga que manejar una máquina con un celular en la mano, pero sucede. Hay un mal uso. Un abuso. Un entrenador se tiene que preocupar de tantas cosas, que se le puede haber pasado, pero es una cuestión que es tan de sentido común”, apunta Leonardo Véliz, quien fue finalista de la Copa Libertadores con los hispanos en 1975 y 1977.
“Debiera normarse. Los clubes deben decirles a los jugadores que hay espacios en los que no se puede ocupar el teléfono. El entrenador tiene que exigirles atención plena a los jugadores en la cancha. Qué pasa si tengo que cambiarle el curso a un partido y llamo a ese jugador. Y ese jugador no tiene idea de lo que está pasando. No solo pasa en Unión. Debe pasar en los otros. Es por la mala formación de los jugadores. Tienen que preguntarse para qué son futbolistas, que pretenden con serlo”, añade.
“Yo creo en el poder de la disculpa antes que en el castigo. Se equivocaron. Podría haber una sanción deportiva y hasta económica, que les duela”, postula.
“Hay una evidente desidia mientras sus compañeros estaban tratando de conseguir un resultado. Esto habla muy mal de la formación en general. Hay jugadores que son muy profesionales, pero otros que no, derechamente. Hay que lidiar con una generación tan distinta. Algunos dice que hay que adaptarse a los nuevos tiempos. Y no: los que tienen que adaptarse son los jugadores a las normas disciplinarias que en el fútbol deben existir y respetarse siempre”, insiste.