De un momento a otro, sin esperarlo, su nombre se ganó portadas. Quizás algún día lo imaginó, o lo conversó en una sobremesa con su familia, pero jamás pensó que le llegaría con 20 años recién cumplidos. Hace unos meses, el 4 de diciembre de 2019, en el Stadio Italiano de Las Condes, posaba con su padre para sus redes sociales tras recibir el título que ponía término a su época escolar.
La historia de Luis Rojas (20) se ha fraguado en poco tiempo. Su nombre no era demasiado conocido, aunque sí pasaba como la joya de la corona de la U. Ganó notoriedad cuando este lunes pasado, a través de un comunicado, Universidad de Chile oficializó su partida al Crotone, recién ascendido a la Serie A. A menos de nueve meses de haber firmado su primer contrato profesional con Azul Azul, que no estuvo exento de polémicas pues el jugador sentía que no se le valoraba, y con apenas 115 minutos en el cuerpo como profesional, la U pierde a una de sus grandes promesas. Solo bastó que el elenco que alguna vez tuvo al chileno Nicolás Córdova pagara cerca de U$ 1,2 millones para sacarlo del CDA.
Rojas se abre con La Tercera. No es mucho de dar entrevistas, pero quiere compartir sus emociones. Se le escucha contento, motivado con el desafío que lo pondrá en un equipo que busca ser la sorpresa tras su reciente ascenso. “Estoy muy feliz, muy contento por la posibilidad que se me está presentando. Estoy emocionado por llegar al Crotone y poder jugar. Imagínate: voy a una liga donde están los jugadores top. Compartiré cancha con Cristiano Ronaldo y con Alexis. Uno siempre los ve y ahora enfrentarlos es un sueño”, dice, de entrada, con personalidad.
El equipo de Crotona, en la región de Calabria, fue uno de los tantos que quiso ficharlo, dice su agente. Rojas explica la decisión que lo llevó a firmar por los próximos cuatro años en el equipo que conduce Giovanni Stroppa. “Voy al Crotone porque estuvimos analizando con mi representante (Marco Calle) y están llegando muy buenos jugadores. Por lo que he visto, es buen equipo. Tiene buenos futbolistas y más por los que se van sumando: uno que jugó en Boca y estuvo en el Ajax (Lisandro Magallán), también hay brasileños. Se está armando un gran equipo”, resume.
Su padre, Luis Rojas Álvarez, fue futbolista y pasó por Aviación, Colo Colo, Unión Española y Palestino. Desde niño lo ha acompañado en su sueño: “Desde chico siempre he querido jugar afuera. Fue mi objetivo clave, irme a jugar a Europa. Y para eso siempre he trabajado”, dice el jugador. Su fuerte personalidad, de un 10 que siempre pide la pelota en la cancha, se hace notar. Y por eso mismo, seguramente, sumó hechos que le trajeron problemas en las canteras de la U. En un clásico contra Colo Colo en el fútbol joven, dio una particular ubicación en su cuenta de Instagram: “Estadio Zorramental”. Tuvo que salir a pedir disculpas.
En su mente, sin embargo, sigue dando vueltas su rápida fuga de la U. Intenta evadirlo, pero de igual forma lo transmite. Es como un amor que no alcanzó a consumarse. Por las pocas oportunidades que tuvo, o tal vez por su ansiedad de querer partir al extranjero, Rojas nunca pudo destacar en la escuadra de sus amores. No pudo lucir el dorsal 10, ese que solicitó al club sin saber que Walter Montillo retornaría al equipo laico. “Me costó dejar la U. Era difícil tomar esa decisión, pero había que poner las cosas en una balanza. Si tengo la oportunidad de irme a jugar a una de las mejores ligas del mundo, y si me tengo que adaptar para poder hacerlo, lo voy a hacer. Me voy a arriesgar y me la voy a jugar”, comenta.
Es que el constante desprecio que dice haber recibido de la U terminó por cansarlo, pese a que no lo reconozca públicamente. Ante Palestino, en el retorno del torneo Nacional, fue citado al duelo, pero ni siquiera se vistió. Sintió que era la hora de tomar una decisión. ¿Ese incidente influyó? “Exacto, algo así”, responde escuetamente. “Siempre estaré agradecido del profe Caputto. Me comentaba que quería lo mejor para mí, que me apoyaba. Me decía que nunca haría algo que me perjudicara. Me felicitó, me dio su apoyo”, agrega.
Su tiempo de estadía de azul no fue el esperado: “Me hubiese gustado quedarme más tiempo en la U si hubiese sabido que iba a jugar, que me iban a poner más. Uno valora saber que te van a poner sí o sí, o que te tienen considerado para jugar siempre”, lanza. “¿Si me valoraron poco? No creo que me hayan valorado poco. Quizás no se dieron los tiempos, quizás no se dio el momento de poder jugar más. Se dio esta oportunidad y voy a luchar para poder jugar”.
La partida de la joya, más allá de haber dejado casi un millón de dólares en el CDA, se suma a una serie de futbolistas canteranos que se han ido de la U por la poca regularidad. Leiva y Collao, dos grandes proyectos, se les fugaron hace menos de un año dejando solo el pago de los derechos de formación. “No sé si pasa por la confianza del club en los jóvenes. Depende de cada técnico y cómo te vayan viendo. Sí siento que los juveniles podrían jugar un poco. No sé si se confía poco, pero igual deberían darle un plus o una oportunidad a alguien que va pasando por todas las etapas de las juveniles”, dice el volante. Tampoco le tiene miedo a la gran cantidad de futbolistas chilenos que han ido a Europa y han debido retornar sin éxito. “Voy confiado. O sea tengo confianza en mí, en que lo puedo hacer. ¿Por qué no?”.
En Crotone, elenco al que viajará dentro de los próximos días, luego de que regularice sus documentos, ya siente la confianza que le faltó en el CDA. “Me llama harto la atención que el equipo se la haya jugado por mí. En poco tiempo me pude dar cuenta de muchas cosas. El técnico y el presidente estaban súper emocionados porque iba. Uno se da cuenta, y lo valora”, enfatiza. Viajará junto a su representante. Su perro regalón, el Tobi, como le llaman, se quedará en Santiago.
Su estatura (1,79 metros) y su peso (85 kilos) deberá fortalecerlos. Antes de subirse al avión lo asume: “Es que allá es diferente. Quiero ir a uno de estos equipos como el Crotone para fortalecerme más, para aprender a cuidarme, aprender del tema de las comidas, de los ejercicios, todo ese tipo de cosas que son detalles pero que marcan la diferencia”, dice.
Rojas deja la U apenas nueve meses después de haber firmado su primer contrato profesional con el equipo de sus amores. Se va, pero con una promesa clara: “Me gustaría volver algún día a la U y poder jugar”, cierra.