La Garra Blanca se queda en la amenaza

La antesala de la Noche Alba estuvo marcada por las amenazas de la Garra Blanca de impedir el tradicional evento de presentación del plantel de Colo Colo. Aludiendo a la situación social que atraviesa el país, el sector más radical de los fanáticos albos llamó a boicotearla. Sin embargo, no logró el objetivo.

Es cierto que el espectáculo, que incluyó presentaciones artísticas, solo concitó el interés de la mitad del público proyectado, lo que puede tener alguna relación con las amenazas de la barra brava del Cacique. Llegaron unos 20 mil aficionados, pese a que los albos tenían autorización para recibir al doble. Sin embargo, el partido pudo desarrollarse con absoluta normalidad. Y donde más se notó la ausencia fue en el sector Arica del estadio Monumental, precisamente en el que habitualmente se ubican los barristas y ayer lució virtualmente vacío.

Tanto las autoridades como el Cacique habían adoptado todas las medidas para que no se produjeran incidentes ni enfrentamientos. A los albos se les exigió implementar un plan de seguridad similar al que se desarrolla durante un Superclásico. En efecto, 370 guardias se encargaron de la custodia interna del recinto, coordinados con un fuerte contigente de Carabineros, que se abocó fundamentalmente al control de las inmediaciones. El despliegue de recursos incluyó, también, el desarrollo de controles biométricos para impedir el acceso de hinchas que tuvieran prohibición de ingreso. El viernes, el estadio fue sellado para evitar elementos prohibidos. El plan funcionó. Tampoco hubo problemas fuera del reducto albo.

Lo que sí existió fue inquietud. En su ingreso al recinto, el presidente de Blanco y Negro, Aníbal Mosa, reconoció la preocupación que generó el llamado de los barristas. "Espero tranquilidad, eso pediría, que se desarrolle el evento. Estaría agradecido con eso. Colo Colo genera estos espacios para su hinchada. La Noche Alba viene de 27 años atrás. Lo que hacemos nosotros es reposicionarla nomás", explicó el dirigente.