Universidad de Chile llegaba al Superclásico del 11 de enero de 1989 en una posición en la tabla parecida a la actual. El equipo de Manuel Pellegrini enfrentaba el duelo por la vigésimo sexta fecha del Campeonato Nacional intentando evitar el descenso, que se materializaría al partido siguiente, frente a Cobresal. Ante los albos, sin embargo, consiguió una contundente victoria por 3-0, que al menos mantuvo las opciones matemáticas de obtener la salvación en el cierre del torneo. Un resultado que los hinchas del Cacique no digirieron: protagonizaron serios incidentes. Destruyeron buena parte de la galería norte del Estadio Nacional, quemaron sus banderas en señal de repudio y les gritaron 'vendidos' a los jugadores dirigidos por Arturo Salah, estrecho amigo del Ingeniero, de quien fue compañero de equipo y socio comercial. Fue el Superclásico de las dudas.  La goleada de la U sobre Colo Colo justo antes del descenso azul.

"Más o menos, la situación es similar a la que la U vive actualmente. Se especuló mucho con las bancas, por la amistad entre Pellegrini y Salah. Nosotros entramos confiados en que podía ser el despegue, pero no nos sirvió de nada, bajamos a Segunda", recuerda Roberto Reynero, entonces lateral universitario y cuya participación en el duelo terminó siendo clave: cerró la victoria en los 59'. La cuenta la abrió un autogol de Hugo González que algunos reportes le atribuyen al volante Jorge Pérez, en los 14'. El 2-0 lo marcó Cristián Olguín, en los 50'. Con este triunfo, la U salió momentáneamente de la zona de descenso, pero el 2-2 frente a Cobresal en la última jornada terminó condenándolo y escribiendo la página más indecorosa de su historia.

De la burla a la ira

Los fanáticos albos iban a otra cosa: a reírse del enemigo caído. En tiempos en que la capacidad del recinto se compartía en partes iguales, los aficionados se entremezclaban y recién surgían los primeros atisbos de las barras bravas, se burlaron abiertamente del equipo rival. Cuando por los altoparlantes del principal coliseo deportivo del país se anunciaron las formaciones, cada nombre fue seguido por la expresión "chao, chao", gesto inequívoco de despedida de la máxima categoría del fútbol nacional.

"Fue un partido con nivel de clásico y la U nos ganó bien. El resultado fue abultado para lo que fue el partido, que fue más estrecho. A nosotros la pelota no nos entró. Si hubo un poco de morbo, porque se especuló con que no entramos con todo lo que debíamos entrar, situación que no tiene nada que ver con la realidad. Fue un partido totalmente normal", recuerda Juan Gutiérrez, quien esa noche integró el ataque del Cacique junto a Marcelo Barticciotto y Alejo Rodríguez.

El ex gerente deportivo del club de Macul descarta de plano un eventual acuerdo y aporta un antecedente para descartar alguna conspiración. "Por ganar ese partido habíamos pactado un premio doble o triple. Entonces, cómo no íbamos a querer ganarlo. Simplemente, no pudimos", dice. Eso sí, también rememora las especulaciones en torno al compromiso, provenientes, principalmente, de los medios de comunicación. "Lo de Salah y Pellegrini daba para el morbo. También se decía que a Colo Colo le convenía que la U estuviera en Primera, por los clásicos, por las recaudaciones. Eso reforzó la molestia de la gente, pero a nosotros jamás se nos pasó por la cabeza otra idea que no fuera ganarles", recuerda el Negro, como era conocido en su época de futbolista activo. Igualmente, trasportando la situación a la actualidad, coincide con el planteamiento de Esteban Pavez en orden a la conveniencia de que la U no pierda la categoría. "Para la industria del fútbol, equipos como la U le hacen bien a Colo Colo. Como el Barcelona al Madrid, o el Manchester United al Liverpool", sostiene.

Los reproches

Daniel Morón, a quien le tocó recibir las conquistas estudiantiles, reconoce que los días posteriores al enfrentamiento fueron duros. "Nosotros quedamos destrozados. Las condiciones eran muy parecidas a las actuales. Nosotros estábamos clasificados para la liguilla, pero está claro que les queríamos ganar. Sobre todo por lo que se había dicho. Recuerdo que quemaran las banderas y que nos gritaban 'vendidos'. Sentíamos impotencia. Nosotros quisimos ganar y era difícil explicarle a la gente lo que había pasado, que perdiéramos con un equipo que se estaba yendo al descenso. No era fácil. No se revierte tan fácilmente un cuestión así", sostiene el histórico guardameta, quien dos años después entraría a la historia alba como campeón de América. "El hecho ya de perder un clásico duele, cuesta salir a la calle, uno se siente incómodo. No era normal y menos en esa época. ¿Cómo los hacías entender? La gente da por entendido por el resultado y si antes de se había levantado el tema de que Colo Colo podía arreglar el partido... pero nunca fue para perderlo por 3-0. En el primer tiempo salimos a ganarlo", resume.

El actual director de Blanco y Negro en representación del Club Social y Deportivo Colo Colo asume el origen de los reproches, más allá del contundente resultado en contra ante el adversario frente al que el Cacique no tiene permitido caer. "Este fue polémico porque Arturo nos dirigía a nosotros y Pellegrini a la U. Nosotros pudimos haberles hecho un par de goles, no los hicimos. Previo al partido se decía que posiblemente, como eran tan amigos y como habían jugado juntos, Colo Colo le iba a dar la pasada a la U, lo que no fue en ningún caso. Yo recuerdo que en el primer tiempo tuvimos ocasiones, pero no las concretamos", insiste.

Reynero clama por una reacción del equipo de Alfredo Arias similar a la que tuvo junto a sus compañeros, aunque se muestra escéptico en virtud del nivel futbolístico que muestran los azules. "Era una clásico y por muy mal que hubiésemos venido, entramos con otra mentalidad, porque los clásicos son distintos, a estadio lleno... Pensábamos en que podríamos salir de esa situación. Hoy, siendo honesto, no veo progresos colectivos e individuales. Estamos escasos de gol y en la defensa hacemos agua", concluye.