Una nueva generación de jugadores chilenos tiene la posibilidad de triunfar y mostrarse en el Sudamericano Sub 20 de Colombia. El Juventud de América es quizás el semillero más grande de jugadores de planeta. El que muestra a los futbolistas que triunfarán luego en el fútbol sudamericano, europeo y por qué no mundial.

Un conjunto de deportistas que hacen sus primeras armas en el fútbol de primera categoría. Sin embargo, esa es una realidad que muchos equipos dominan mejor que el resto. En ese aspecto, uno de los más perjudicados por ese bagaje es la Rojita que dirige Patricio Ormazábal, que este domingo se medirá ante Uruguay (20.30 horas) tras igualar en su debut frente a Ecuador.

El Deportivo realizó el ejercicio de analizar la cantidad de partidos y minutos que tuvieron los jugadores de la decena de selecciones en competencia. Una cifra que deja a Chile muy al debe con el resto de la región, cuyos futbolistas son los terceros que menos jugaron en las ligas locales en 2022, sin contar copas locales o torneos internacionales.

Los pupilos del DT curicano suman 8.344 minutos y en ese ítem solo superan a las selecciones de Paraguay y Ecuador. Incluso, la interacción de los chilenos es mucho menos de la mitad que tuvo Colombia, el mejor en ese expediente, con casi 20.000 minutos sumados entre sus 23 miembros.

Los fundamentos

Una aseveración que es compartida por algunos de los antiguos entrenadores que pasaron por las divisiones menores del fútbol. Así lo explica, por ejemplo, César Vaccia, quien destaca la importancia de la experiencia de los nuevos talentos.

“Siempre es importante tener más cancha, tener roce con jugadores más grandes. Eso siempre es bueno. En otras selecciones, la gran mayoría de los futbolistas juegan en primera o son titulares. Eso es una ventaja enorme, de eso no hay duda”, dice el último entrenador que dirigió un triunfo de la U en el Monumental, hace casi 22 años.

Asimismo, el entrenador asegura que esa falta de madurez en campo ha sido una de las debilidades de nuestras series menores.

“En nuestro fútbol, salvo excepciones, solo algunos de los chicos son titulares, muy pocos. La mayoría juega porque están amparados por el reglamento que por el rendimiento en sí. Eso puede marcar una diferencia, porque se llega mejor preparado al campeonato”, asevera el técnico de la Sub 20 en dos ocasiones, la última entre 2009 y 2011.

Una opinión que también es compartida por Leonardo Véliz, uno de los tres formadores que logró llevar a la Rojita a una Copa del Mundo de la categoría, en Qatar 1995.

“La falta de minutos es un dato muy bueno para tenerlo en consideración. Este es un problema que ha sucedido con todas las selecciones Sub 20 de nuestro país. Recuerdo, cuando jugamos en Qatar, el único que era titular era Carlos Barraza de La Serena y Sebastián Rozental que tenía uno que otro partido en la Católica”, dice el Pollo.

Incluso, el exjefe de la cantera de Sporting de Lisboa considera que es un problema atávico en la formación de los futbolistas del país.

“Esta es una constante que se ha dado, es un aspecto negativo. La experiencia que van teniendo los chicos a un alto nivel es uno de los aspectos más importantes en esta categoría. Con 19 años ya no hablamos de cadetes, pero nuestros jugadores maduran recién a los 23 o 24 años”, confirma el ex jugador de Colo Colo y Unión Española.

Y Véliz insiste en que “jugar todos los fines de semana en primera te entrega experiencia, te permite manejar los resultados. Tener más minutaje te entrega la opción de estar en el centro de las decisiones del juego, manejar los partidos mismos. Esa es la gran diferencia. En el ‘95 nosotros enfrentamos a Raúl que ya jugaba en el Madrid, el mismo Fernando Morientes”.

Aunque Vaccia también desdramatiza esa falta de experiencia. Para el ex formador de Universidad de Chile el trabajo tiene que ser integral para asegurar el buen cometido de los equipos.

“Pero ojo, muchos minutos en el cuerpo tampoco asegura el éxito. Puedes tener roce, pero si no llegas en un buen momento físico se hace más complicado. El tema principal es cómo lleguen los jugadores a esta competencia. Si lo hacen en su máximo rendimiento, eso marca la diferencia. Pero es un trabajo integral, que pasa por entrenadores y preparadores físicos, pero también por las facilidades que les dan los clubes”, advierte el entrenador de la selección adulta en 2002.

Un torneo millonario

El Sudamericano juvenil es la gran competencia para detectar los nuevos talentos que triunfarán en el balompié. Un evento donde la gran cantidad de veedores europeos hacen el seguimiento a estas incipientes figuras, muchas de ellas ya con cláusulas millonarias.

Brasil es uno de los mayores productores de talento de esta parte del mundo. Antes, incluso, de que inicie el torneo. Así ocurrió con el volante Andrey Santos, quien partió al Chelsea inglés por más de US$ 16 millones fijos y otros 8,6 millones en variables por objetivos alcanzados.

Lo mismo ocurrió con el delantero Endrick de 16 años, quien se fue de Palmeiras a Real Madrid en una operación que puede rondar los 65 millones de dólares. El cuadro español pagará un fijo de 37 millones, además de 27 por metas alcanzadas. Claro que una de las condiciones para cerrar el negocio fue que el adolescente no jugara en Colombia.

Quien sí está es el delantero Vitor Roque, quien pertenece a los registros de Athletico Paranaense, club que estableció una cláusula rescisoria a su contrato por un valor de 65 millones de la divisa norteamericana, según publicó el sitio UOL.

En Argentina, Rosario Central hace cuatro meses que cerró el traspaso de Facundo Buonanotte, enganche de 18 años que partió al Brighton & Hove Albion de la Premier League de Inglaterra por una suma cercana a los 12 millones de dólares.

No es el único transandino, ya que el miércoles pasado Vélez Sarsfield confirmó el traspaso del volante central Máximo Perrone a Manchester City en casi 10 millones de dólares, después de varias llamadas del técnico Josep Guardiola al propio jugador.

En el equipo colombiano, además, se concretó el traspaso del delantero Jhon Durán, quien abandonó la concentración del equipo local después de que Aston Villa pagara US$ 18 millones al Chicago Fire de la MLS.

Por el lado del cuadro chileno, la irrupción de los jugadores azules Darío Osorio y Lucas Assadi podría terminar en un buen negocio para los universitarios, quienes esperan al menos 7 millones de dólares por cada uno.

La U destaca entre los formadores

Así como hay clubes interesados, también desfilarán en Colombia una serie de cuadros formadores de talento que acaparan las nóminas de sus respectivos países. El ranking de instituciones que más jugadores aportan al campeonato, donde un equipo chileno ocupa un lugar destacado.

El primer puesto se lo lleva Independiente del Valle. El cuadro ecuatoriano es el club que más ha crecido en los últimos diez años, sobre todo gracias a su notable política de divisiones inferiores. El cuadro de Sangolquí ganó dos de las últimas tres versiones de la Copa Sudamericana y llegaron a la final de la Libertadores 2016. En este Sudamericano, el cuadro del Guayas aporta ocho futbolistas, primero en la lista.

El segundo puesto en este particular recuento lo comparten cuatro equipos, entre ellos la Universidad de Chile, todos con siete jugadores en sus respectivas convocatorias. A los azules los acompañan Olimpia de Paraguay, Bolívar de Bolivia y Liga Deportiva Universitaria de Ecuador.

En cuanto a las instituciones más importantes del planeta, las ricas divisiones menores del Real Madrid tienen a tres deportistas en su numeroso contingente: el volante argentino Nico Paz (18 años), el delantero uruguayo Álvaro Rodríguez (18) y el mediocampista boliviano Diego Parrado (19); cedido al RCS Internacional de España. En la otra vereda, el puntero izquierdo colombiano Juanda Fuentes (19) pertenece a la cantera del Barcelona.

Curioso es el caso de Racing de Argentina que aporta con tres deportistas de países diferentes: el arquero Francisco Gómez (18) en su equipo local, el volante peruano Catriel Cabellos (18) y el defensor chileno Tomás Avilés (18).

Sigue en El Deportivo