El 5 de junio de 1991 es una fecha marcada a fuego en la historia de Colo Colo y del fútbol chileno. Esa noche, de la que han pasado más de 32 años, los albos ganaron la Copa Libertadores por única vez para el balompié nacional. En la memoria colectiva de quienes pudieron presenciar el momento en vivo e incluso de quienes lo conocieron posteriormente, las imágenes del duelo que se disputó ante un estadio Monumental repleto siguen frescas. Nadie ha olvidado los goles de Luis Pérez, que allanaron el camino al rompimiento de una maldición que parecía eterna ni tampoco la conquista de Leonel Herrera, que cerró la victoria sobre Olimpia. Los arcos del estadio Monumental llevan sus respectivos nombres.
Hasta ahora, los hinchas albos se aferran al recuerdo. Y, ciertamente, a los recuerdos que pudieron guardar de esa noche inolvidable. Todo sirve para certificar la presencia en el partido más emblemático de la historia alba. Haber guardado la entrada representa un tesoro. Cualquier otro objeto alcanza una consideración similar. Uno, de hecho, estuvo por años en el museo que el club popular mantiene en el recinto deportivo: la camiseta con la que Herrera selló la hazaña deportiva. La prenda será subastada este sábado, a través de la plataforma Dreams Auctions. El precio de salida es de US$ 30 mil. La estimación máxima llega a los US$ 40 mil.
Las huellas de la historia
La prenda está en perfecto estado de conservación, producto, precisamente, de los cuidados que recibía en el museo. De hecho, aún muestra las huellas de ese partido, como las manchas de barro producto de las tres caídas que sufrió el jugador en un cambo de juego que estaba húmedo producto de las condiciones del tiempo en esa jornada, una de ellas sobre la línea de cal, cuya marca aún es plenamente observable. La prenda no fue lavada.
Herrera se la entregará personalmente a quien se la adjudique. “Leonel traspasará su historia al nuevo guardián. Ojalá a alguien que la cuide tanto como la cuidó él”, expresa, en el video promocional Alejandro Burgos, uno de los directores de la firma que organiza la subasta.
En la firma defienden, precisamente, la aspiración de darle valor a la prenda, más allá del económico. Por la inversión que implica y por lo que habitualmente sucede en las subastas que organizan, aspiran a que quede en manos de algún museo de alto nivel. Por otro lado, está la justificación desde el punto de vista de Herrera. “Ahora se le dará el valor que Colo Colo nunca le dio, realmente”, explican, aunque igualmente se admite que hay un criterio económico involucrado.
La postura de Pérez
Las razones de Herrera para retirarla del museo albo y, finalmente, para desprenderse de la histórica pieza, no han sido aclaradas. El exdelantero no ha respondido los múltiples llamados de El Deportivo desde que se abrió el proceso. En el club albo, eso sí, precisan que el exdelantero no pidió retribución económica alguna al club para mantenerla en sus dependencias y que solo se limitó a solicitar su devolución.
Entre sus compañeros en la escuadra de Mirko Jozic tampoco hay una explicación. Sí hay posturas personales. Luis Pérez, quien anotó los dos primeros goles de la victoria más importante del Cacique en su historia es categórico respecto de que su camiseta, la del número 19, no saldrá de su dominio. “La guardo, no la remato. No la subastaría por nada del mundo. Hoy, no. No sé si más adelante. Uno nunca puede decir que no”, sentencia. La última consideración obedece a alguna necesidad ineludible que solventar.
Pérez analiza más profundamente el fenómeno. “La gesta pertenece a todo el mundo, pero hay cosas que pertenecen a nosotros, íntimas. Lo de las camisetas, zapatos. Cada uno tiene el derecho de subastar, regalar o guardar, dependiendo de la situación en que esté. Yo opino por mí, en términos emotivos. Es un tesoro. Es respetable si alguno quiere hacerlo. Es su patrimonio”, matiza.
De hecho, dice que no conocía la acción de Herrera. “Me enteré de que la camiseta la había retirado, pero no sabía que era para una subasta. Menos sé por qué lo hace. Pensé que quería tenerla en su casa. Como digo, cada uno puede hacer lo que quiera con su patrimonio. Yo no lo haría. No tengo esa necesidad. Espero que no la tenga”, refuerza.
Su histórica casaquilla pudo llegar alguna vez al museo del Monumental. “En algún momento me la pidieron, pero no concretamos. Pusieron zapatos de Rubén Martínez, medallas.. Hay varias cositas interesantes. Igual lo más importante es lo que queda en la retina de la gente. Hoy, desde internet, se puede bajar cualquier gol. Antes no estaba esa posibilidad. Uno se emociona. Sirve para conocer esa historia”, apunta.
Finalmente, aborda el destino del símbolo. “Es difícil manejar en una subasta muy abierta negarle la posibilidad a alguien, Uno espera que estas cosas queden en manos de gente que vivió la época y si alguien está pasando por un mal momento y puede hacer algo para mejorar su vida o la de alguien, obviamente está en su derecho. A veces el día a día es más importante que el recuerdo, que siempre va a estar, porque es imborrable. Nadie puede comprar esa emoción. No tiene un valor bajo ningún punto de vista. Lo que queda es la valoración, el recuerdo. A veces es el cariño, el respeto, que te cuenten experiencias de vida a partir de ese momento. Eso vale mucho más que una camiseta o una medalla”, concluye.