En tiempos donde el fútbol, el básquetbol, el tenis y las demás disciplinas cortaron sus temporadas, suspendieron sus entrenamientos y cancelaron sus partidos, hay una competencia en Chile que se niega a parar. Ni cuando la recomendación es quedarse en casa se detienen las carreras de caballos. El hipódromo sigue con sus competencias y, con ello, las apuestas por el ejemplar más veloz.
El viernes y sábado pasado se disputaron carreras en el Hipódromo de Santiago, pero con una salvedad: las cinco mil personas que habitualmente llegan en los fines de semana no lo pudieron hacer. Debido al Covid-19, el organismo decidió que no abrirían las puertas al público y el acceso quedó restringido a lo estrictamente necesario, como jinetes, preparadores y cuidadores de caballos. Ni la prensa pudo entrar.
A falta de una cuarentena ordenada centralmente, la hípica siguió funcionando tal como se ha hecho en Estados Unidos o en algunos países de Europa, donde tampoco se detuvo y también se prohibió la venta de entradas. “Nos ajustamos a lo que las autoridades van indicando. Corremos por solicitud de los gremios involucrados, como jinetes, preparadores y cuidadores”, dice Álex Jiménez, gerente comercial de Hipódromo Chile. Y agrega: “Nuestra principal prioridad es cuidar a los caballos de carrera y ellos necesitan correr. Pero si nos indican que tenemos que cerrar, lo haremos sin ninguna restricción”.
La decisión de correr a pesar del riesgo por la pandemia, que en Chile ya suma más de 600 casos, se debe al sistema de cobros que tienen los protagonistas humanos del evento. “Nos afecta a todos. No tenemos un sueldo para decir que las carreras paren por un mes. No nos ayuda. La gente que vive de esto lo hace día a día. Para nosotros, que si no corremos no cobramos, se hace difícil. Les estamos poniendo el pecho a las cosas”, clarifica el jinete Pedro Robles.
Con menos gente que la habitual se llevaron a cabo las jornadas. ¿Hubo preocupación por la salud de los involucrados? Robles cuenta que en la sala de jinetes, con menor concurrencia que siempre, había alcohol gel en más de un lugar. “Hasta el momento, en el ambiente no hubo nadie que presentó algún tipo de síntomas, así que en ese sentido da más tranquilidad... Pero no nos deja tranquilos para nada. El país y el mundo están mal con todo esto”, dice el jinete.
A los miembros de los gremios se les paga por carrera disputada, por lo que la disminución de apuestas que hubo por falta de público no les afectó directamente a ellos. Sí al Hipódromo como empresa. “Estamos priorizando hacer las cosas con el mínimo funcionamiento. La gente apuesta más por Teletrak, internet y por teléfono. Es una merma importante de los ingresos como empresa, pero no estamos ajenos a la situación externa”, explica Jiménez.
Por otro lado, en las sedes de Teletrak, donde las personas se acercan a un lugar físico para seguir las carreras y apostar, se siguió la norma de no agrupar más de 50 personas, ayudado por el trabajo de guardias y a resguardar la salud con dispensarios de alcohol gel y “extremando medidas de aseo”, indica el gerente comercial.
De momento las carreras siguen, los caballos continuarán corriendo y los jinetes, preparadores y cuidadores exponiéndose a la pandemia ante la falta de resguardo económico.