El viernes, Emiliano Vecchio remeció al ambiente futbolístico chileno. Ese día, el mediocampista argentino confesó por qué había jugado tan mal en el partido frente a Unión Española del 26 de mayo de 2013. En esa jornada, los hispanos, a los que el transandino había defendido en la temporada anterior, enfrentaban a Colo Colo, el club del mediocampista. La escuadra de Independencia necesitaba ganar para asegurar una nueva vuelta olímpica. Terminó imponiéndose y celebrando el título de este torneo en las narices del Cacique y a costa de Universidad Católica, que esperaba un resultado desfavorable de los de Independencia para tener alguna chance de alcanzar la corona.
“Por el cariño que yo le tenía a Unión Española y la opción de que saliera campeón un clásico rival nuestro, yo no iba a hacer ningún gol”, declaró Vecchio en ESPN. Y, en un tono pícaro, como intentando bajarle la intensidad a la confesión, el actual mediocampista ofensivo de Rosario Central prosiguió: “Ganó Unión Española al final. Los córners terminaron un poco pasados ese día”.
Las palabras del actual jugador de Rosario Central generaron todo tipo de reacciones. La UC, por ejemplo, se sintió abiertamente perjudicada. “Vergüenza”, escribió el presidente de Cruzados, Juan Tagle, en respuesta a un tuit de la estación televisiva que reproducía la declaración.
Un juicio enérgico
Entre los compañeros de Vecchio ese día hay sorpresa. “Había harto en juego. Si uno se pone del lado de la UC, no es tan anecdótico. Se entiende la gravedad del asunto, si se puede llamar así. No es que el ‘Gordo’ nos haya dicho que no había que ganar o que iba a patear mal los córners. En el partido pensábamos que le había pegado mal nomás. Nunca le pregunté qué había pasado. Como jugadores nosotros salimos a ganar como en todos los partidos. No nos dimos cuenta. O sea, nos dimos cuenta de que le había pegado mal, pero no de que lo había hecho ‘con su qué’”, dice Felipe Flores, quien también actuó en ese encuentro.
En tanto, dos jugadores históricos del equipo popular aquilatan la situación. Y la miden desde la gravedad que implica la conducta. “De verdad, en mis 35 años metido en el fútbol nunca había visto que alguien que jugara para atrás. Entonces, mi primera reacción es que no le creo. Lo debe estar haciendo para caer en gracia con la gente de Unión, pensando en un posible regreso. Ahora, si fuera cierto, le tiene que devolver la plata del sueldo a Colo Colo. Y lo que el club invirtió en él. Colo Colo lo debería demandar”, estima Fernando Vergara, quien obtuvo cuatro campeonatos nacionales y una Copa Chile con la escuadra de Macul. “Ningún jugador puede entrar a la cancha a no ganar. Y yo creo que ni siquiera le está midiendo la gravedad a lo que dice y más pasa porque no se dio cuenta y quiere tener palabras de buena crianza para volver a Unión. Pero es una vergüenza”, sentencia.
El también ex delantero del Rayo Vallecano insiste en que ni con la voluntad de por medio un futbolista puede medir su rendimiento y, peor aún, para perjudicar a su equipo. “No se puede jugar para atrás ¿De qué manera se hace? Lo que dijo es algo que no pensó y nunca midió las repercusiones que podría tener. Por eso no lo creo”, insiste.
En cambio, Leonel Herrera es más tajante. “Claro que es grave. Es gravísimo. No tiene nombre. No podría ser futbolista profesional si actúa de esa manera. En absoluto estoy de acuerdo con lo que hizo ni con lo que dijo. Para nada. Ni siquiera se me pasa por la mente que una persona pueda reconocer que prácticamente tiró para atrás. Ningún futbolista profesional podría admitir eso. Es lamentable y vergonzoso”, dice el histórico zaguero central, quien celebró títulos nacionales con ambas camisetas. “A mí me duele más porque defendí a Unión y, al contrario, uno lo único que quería era ganarle a su exequipo. Lo de Vecchio es para meterlo preso”, sentencia.
En ese contexto, Chuflinga le cierra para siempre las puertas del fútbol chileno al volante. “A estas alturas, después de tantos años, no se puede hacer mucho. Ya pasó por Chile y lógicamente que nunca más será bienvenido acá. Es perder el tiempo. Es uno de los chascarros más vergonzosos que he escuchado en mi vida”, concluye.