Su llegada, o mejor dicho, su retorno a Universidad de Chile fue la consagración de un año soñado para Maximiliano Guerrero. El delantero que la rompió en La Serena no sólo fue pieza fundamental en la Selección que consiguió la medalla de plata en Santiago 2023, también se transformó en el único futbolista de la Primera B que llegó a la Roja adulta.
“Fue un 2023 buenísimo en todo sentido. Crecí mucho como jugador. Me tocó estar en los Juegos Panamericanos, jugar todos los partidos en La Serena y debutar en la selección chilena adulta, por lo que vengo con mucha confianza de que haré las cosas bien”, recuerda en conversación con El Deportivo.
Pero antes de que la felicidad tocara su puerta, Guerrero tuvo que reponerse a varios dolores y realizar grandes sacrificios. Es que este joven de 23 años y oriundo de la ciudad papayera no siempre lo tuvo todo a pedir de boca.
Hijo de futbolista (Ismael Guerrero), Maximiliano ingresó a las divisiones inferiores de los granates a las 14 años y gracias a un convenio con la U, se le entregó la posibilidad de venir a Santiago. Fue así como llegó al CDA a los 16 años y pese a que estaba lejos de su familia, logró sorprender a sus formadores.
Su buen desempeño en las inferiores laicas, lo hizo ir al Mundial Sub 17 de India, bajo la dirección de Hernán Caputto, pero eso no le bastó para quedarse en el CDA. Maximiliano no tuvo oportunidad en el primer equipo del Romántico Viajero y el 2019 volvió a su ciudad natal.
Pero una grave lesión al ligamento cruzado lo sacó del fútbol por todo ese año y la pandemia lo sorpendió viviendo en Talca, hasta donde llegó para ser jugador de Rangers. Un año después volvió al norte y dejó de jugar como volante ofensivo para convertirse en extremo derecho y entrar en la órbita de Eduardo Berizzo.
“Fue importante ese llamado y estoy muy agradecido. El profe confió en mí y sabía que lo podía hacer de buena forma y me dio todas las herramientas para que yo lo pudiera hacer bien en los Juegos Panamericanos″, revela.
Fue así como en 2023 llegó su consagración en el profesionalismo y un retorno que esperó por años. “Vengo a buscar una revancha. Siempre quise jugar en la Universidad de Chile y ahora que me están devolviendo la oportunidad de volver al club, me pilla más preparado y más maduro, por lo que espero hacerlo de la mejor manera”, afirma.
Luego agrega: “Estoy con una felicidad tremenda, orgulloso de volver, me he encontrado con gente que estaba en mi primer paso por acá. La verdad es que estoy muy contento de volver a vestir la camiseta más grande de Chile”.
Y desde La Cisterna buscará volver a Juan Pinto Durán, pues quiere aprender a vestir ambas camisetas con uno que conquistó América con las dos tricotas, Marcelo Díaz. “Es un orgullo tremendo tenerlo en el camarín, nos va a ayudar mucho a los más nuevos y a los más jóvenes para crecer, porque él sabe lo que es jugar con la U y ganar títulos con esta camiseta, así que debemos tomar toda su experiencia”, concluye.