La historia del 23: el compromiso de Ramiro González que le permitió a Arturo Vidal recuperar su número favorito en Colo Colo
El volante lució el dorsal que había marcado su primera etapa en el club. Lo hace consagrado y con una alta responsabilidad sobre la espalda.
Una de las primeras cosas que hizo Arturo Vidal en su regreso a Colo Colo fue estampar su camiseta. El club albo le preparó todo lo necesario para que lo hiciera. Su hijo Alonso tuvo otro rol: certificar que el número quedara bien posicionado. En su nuevo ciclo en los albos, el Rey utilizará el dorsal que lo ha acompañado en casi toda su carrera y en el momento más destacado de su primer paso por Macul: el 23.
El 23, al que Vidal incluso aludió en varias historias y posteos en las redes sociales, estaba ocupado. Lo usaba Ramiro González. El defensor jugó con esa numeración en los duelos en que el actual campeón de la Copa Chile sostuvo en Uruguay.
Sin embargo, el central asumía que si Vidal retornaba a casa debería desistir de seguir usándolo. En rigor, no se complicó y tuvo un gesto que lo refleja. “Cederle la camiseta sería un honor, un orgullo”, dijo el zaguero en una entrevista con RedGol.
Luego detalló la conversación que sostuvo con el King. “Meses atrás, cuando nos fue a ver al camarín, le hice la broma de que le guardaba la 23. Sería un honor por la jerarquía de jugador que es”, reveló el central. Vidal le agradeció y le manifestó respeto.
Una señal
El 23 no es una elección casual de Vidal. Representa una lección que le entregó la vida, cuando iniciaba su formación en Macul. Todo comenzó el año 2003, cuando el oriundo de San Joaquín era un adolescente y su director técnico, del cual nunca ha querido revelar su nombre, lo dejó fuera de un partido. “Una vez, cuando estaba en la Sub 15 o Sub 16 de Colo Colo y éramos 23 jugadores. Entonces, hicieron dos equipos y el entrenador me dejó afuera. Fui el único que se quedó en la banca”, relató, en un live de Instagram.
En pocos días se reduciría el plantel. “Ese día me empecé a mentalizar y me di cuenta de que debía sacar diferencias. Estaba asustado, porque la semana siguiente era el corte de jugadores. Entonces me tuve que esforzar y a los cinco meses logré entrar al equipo titular”. detalló.
Cuando encontró un espacio en el equipo, prescindió del 8 tradicional y prefirió el 23. Lo hizo para recordar que jamás debía dejar de esforzarse. “Eso me hace tener los pies en la tierra”, concluyó.
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