Como pocas veces en sus 95 años de historia, la relación entre la dirigencia de Colo Colo y los jugadores está quebrada. Durante un mes y medio se han sucedido conversaciones formales, informales y una mediación, instancias en las que el diálogo fracasó. A diferencia de la mayoría de los clubes del fútbol chileno que pudieron acordar un ajuste salarial, Blanco y Negro y el plantel no encuentran salida a un conflicto que abrió una herida muy difícil de sanar.

El diálogo ha tenido diversos puntos de inflexión. El 22 de abril la gravedad del asunto quedó expuesta, después de que Aníbal Mosa, Harold Mayne-Nicholls y Daniel Morón hicieron pública la propuesta de los jugadores y anunciaron que se acogerían a la Ley de Protección al Empleo, lo que generó la respuesta inmediata de los jugadores, cuya plantilla es la más cara del país ($ 640 millones mensuales). Asimismo, como todos los miembros tienen contrato a plazo, el seguro solo les cubre tres meses (70%, 55% y 45%, respectivamente). A partir del cuarto, no recibirían ingresos.

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“Es un día muy triste, nunca pensé que se podía generar un quiebre, los jugadores le han dado la espalda a la institución. Estoy muy desilusionado, nos hemos visto obligado a recurrir al seguro de empleo”, dijo el timonel de la concesionaria. En tanto, el capitán Esteban Paredes, respondió con dureza: “Nos parece una deslealtad tremenda porque se hizo lectura de la propuesta de los jugadores, de manera incompleta, para generar repudio en la gente”.

Después de dos semanas de silencio, las partes aceptaron una mediación de la Dirección del Trabajo. Valentina Morales, máxima autoridad regional, comandó las conversaciones. Cinco reuniones, con distintas propuestas. La última, devolver un 83% de lo descontado en un plazo de tres años, algo que no satisfizo a los jugadores, quienes pretenden una devolución completa. Además se enfrentaron públicamente con Harold Mayne-Nicholls, a quien lo cuestionan por no tener flexibilidad “ni respeto por la el contexto”, y pidieron su reemplazo por Mosa, quien se negó y dio por rotas las negociaciones, acusando intransigencia y calificando de “extremas” las demandas de los jugadores.

“Ha sido una negociación complicada, donde los jugadores han puesto todo de su parte. La FIFA, el Sifup y la mayoría de los clubes han optado e insistido en el acuerdo conjunto. Ese siempre fue el camino, pero acá primaron otros intereses”, señala Gamadiel García, presidente del Sindicato de Futbolistas Profesionales, quien todavía no da por cerradas las tratativas. “Tengo esperanza que aún se solucione”.

Alfonso Canales, abogado del Sifup y asesor de los futbolistas, como es lógico, responsabiliza a la dirigencia alba por el quiebre de las conversaciones. “Esto ocurrió por la negativa de Blanco y Negro a restituir la totalidad de los dineros que por descuentos pretende aplicar a los jugadores. Los jugadores han sido flexibles en otorgar extensos plazos para la restitución”, dice.

En la concesionaria, en tanto, Mayne-Nicholls ha dejado claro a lo largo de toda la negociación que el club no está en condiciones de restituir todo el dinero. Al ser consultado sobre el conflicto, el vicepresidente ejecutivo se limita a manifestar que “lo que dijo Aníbal refleja el pensamiento de todos”.

El abogado experto en derecho laboral deportivo Juan Antonio Mella analiza varios factores que pueden influir. “Esta negociación es dura porque los montos que están involucrados son mayores que el resto del mercado futbolístico, lo que hace que las partes se pongan más firmes. También los clubes tienden a aprovecharse de que los pases siguen siendo de ellos. Entonces, el jugador arregla con el club o arregla con el club. No tiene otra posibilidad. Es una actividad que está totalmente detenida y el poder de negociación de los jugadores se ve bastante disminuido. Y cuando tú te encuentras con una parte que no está dispuesta a ceder no van a llegar a acuerdo”, dice.

En este sentido, Mella advierte ciertas desventajas en el caso de los jugadores. “Colo Colo es un referente, pero llama la atención de que haya tan poca voluntad de las partes para negociar, sobre todo considerando que el resto de los equipos que están en la parte alta de la tabla han llegado a acuerdo o han seguido pagando las remuneraciones. El club también se aprovecha porque sabe que el jugador va a seguir entrenando, pues, aunque no quiera seguir en el club, vive de su cuerpo”.

A pesar de que todo está roto, los futbolistas se aferran a una última mediación, que intenta impulsar la propia Dirección del Trabajo. De concretarse, podría llevarse a cabo este martes o miércoles. Será la última oportunidad para zanjar un tema que ya ha dejado demasiados heridos en el camino.