En Colo Colo quieren mantener la paternidad. No se cansan de repetirlo. Futbolistas, dirigentes e hinchas no se imaginan otro escenario. Caer ante Universidad de Chile, y poner fin a 17 años de abrazos frente al clásico rival, desataría una tragedia inesperada entre los casi 40 mil fanáticos del Cacique que llegarán hoy al Monumental. Perder ante los azules no está permitido. Incluso, muchos fanáticos ya anticipan que hoy cumplirán la mayoría de edad (18 años festejando ante los laicos en casa).
Es que la presión que recae en el partido más importante del fútbol chileno poco a poco comienzan a asumirla ambos elencos. En el pasado quedaron las palabras de David Pizarro, quien aseguró que el actual plantel albo debía hacerse cargo del peso del duelo por no querer ser la generación que corte la racha de victorias.
Héctor Tapia dejó en claro la importancia del duelo de hoy. Para el técnico de Colo Colo festejar en la versión 184 del Superclásico le resulta más importante que avanzar a cuartos de final de la Copa Libertadores. Poco le importó recibir críticas públicas por su discurso. En su mente, pese a desmentirlo públicamente, sabe que se juega su futuro en Macul. En diciembre, el directorio decidirá su continuidad.
Los fanáticos del Cacique desbordan confianza. Tener en cancha al mismo equipo que venció a Corinthians hace menos de un mes, por la Copa Libertadores, los entusiasma. Los pases al vacío de Jorge Valdivia y las constantes subidas de Opazo prenden hasta al más crítico. El registro goleador del capitán Paredes, quien suma 14 goles frente a la U y solo está a dos tantos del histórico Carlos Campos como máximo goleador de los Superclásicos, suma otra variable para no desconfiar de un equipo que busca volver a tumbar a su clásico rival.
Y, para mantener los festejos, apuestan a todo. Incluso a hacer sentir mal a los visitantes. En esta fiesta solo quieren pasarlo bien los de blanco. Finalmente, ByN decidió no facilitar la cancha de entrenamiento para que los azules realicen el calentamiento. De nada sirvió la sugerencia de la ANFP. Nada importa al momento de mantener casi una tradición para el pueblo colocolino.
Kudelka, en tanto, aplaude su plan que resultó casi a la perfección. Fueron siete días manejados de una manera estratégica. El DT habló con sus dirigidos y les pidió abstraerse de toda la presión que rodea al Superclásico. No hubo entrevistas concedidas a la prensa. Finalmente, decidió repetir el equipo que consiguió dos victorias consecutivas ante Unión Española y O'Higgins. Beausejour, pese a sus ganas y positiva evolución, irá al banco de suplentes.
Ayer, pese a la negativa inicial de Kudelka, los futbolistas participaron del banderazo que reunió a cerca de siete mil fanáticos. El cuerpo técnico no quería participar de la actividad, pero finalmente entendió que era la mejor opción para no generar un caos fuera del CDA, en lo que significaría el último aliento de la barra del equipo laico. Los lienzos fueron categóricos: "No hay mayor incentivo que la camiseta" y "Jueguen como hinchas", prácticamente suplicaban los forofos estudiantiles. En el marco de trabajo preventivo para evitar incidentes en el Superclásico, el OS-9 de Carabineros realizó un barrido, desde el miércoles hasta ayer, para detener a hinchas de las barras de Colo Colo y la Universidad de Chile que tengan antecedentes delictuales y mantengan órdenes de detención pendientes.
El trabajo que se realizó a nivel nacional permitió detener a 65 personas, quienes tenían antecedentes penales y que eran requeridos por los tribunales de justicia.
Colo Colo busca mantener la paternidad. Ya son 17 años que nadie en el plantel quiere interrumpir. En la U, en tanto, van por romper la historia más dolorosa de un plantel que se cansó de no encontrar la fórmula para celebrar en Macul.