Eliecer Reyes, venezolano, pedaleó hasta las 22.00 del viernes para poder participar en el Sudamericano Preolímpico de Rugby Seven. El medio scrum tiene 26 años y hace dos llegó a Chile desde Venezuela. Su único sustento es el dinero que consigue como repartidor de una aplicación de envíos de comida, y sabe que sin trabajo por dos días su economía se resentirá demasiado.

Él es uno de los 12 venezolanos que compusieron de emergencia la selección llanera. Todos se enteraron por amigos o redes sociales de la necesidad de presentar un equipo para el certamen, pues el siete que lo iba a hacer no pudo salir de Venezuela. Barberos, diseñadores, chefs, preparadores físicos, vendedores y juniors formaron parte del equipo.

"La federación chilena nos citó a entrenar hace dos semanas a los venezolanos que jugamos rugby. Al principio pensamos que era un entrenamiento normal, pero después nos enteramos que era para esto", cuenta Pedro Reañez (38) tercera línea y capitán del equipo, que en Chile milita por Old Lions. Él fue parte de la histórica Venezuela que fue campeona del Sudamericano B de Mar del Plata 2001, el mayor hito del rugby llanero.

En el torneo, pese a que fueron penúltimos, los venezolanos terminaron felices. En las gradas, fueron una de las hinchadas que más se hizo notar y, en cancha, hubo reencuentros que emocionaron.

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De izquierda a derecha: Alfmar Márquez, Carlos Bracho, Carlos Figueroa, Asdrubal Figueroa, Alexander Hernández y Pedro Reañez (arriba), Wilmer Marín, John Patiño, Eduardo Silva, José Piña Sanjulián y Edgar Rivas (abajo). Foto: Víctor Hugo[/caption]

"No veía a mis hermanos hace dos años. Cuando nos encontramos, estuvimos llorando 20 minutos. Es lindo, pese a lo improvisado de este equipo", dice Carlos Figueroa (28), segunda línea del SITAS de la Primera A de la URBA, que viajó desde Buenos Aires a Santiago con la ilusión de encontrarse con sus tres hermanos. Asdrubal (31), que llegó hace tres meses a Chile, jugó con él.

La precariedad con que se armó esta selección fue tal que recién el viernes, a menos de un día de iniciar el torneo, recibieron los uniformes gracias a la donación de Chile Rugby. Tanto así que en la clásica Captains Run, la foto de todos los capitanes junto al trofeo, Reañez no pudo estar presente pues debía trabajar.

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La foto de la Captains Run, sin el capitán de Venezuela. Foto: Chile Rugby[/caption]

No fue sencillo conformar este equipo. Muchos venezolanos creyeron que quienes participaron en él son partidarios del régimen de Nicolás Maduro. "Tuvimos que vencer muchos prejuicios. Había mucha odiosidad porque se creía que los que jugamos aquí le seguíamos el juego al régimen y eso no era así. Esto lo hicimos por nuestra patria y porque podían sancionar al país si no se presentaba", explica José Piña (30), quien se quedó en el país tras participar en los JJBB de Playa de Iquique 2016. Se escapó de su delegación y, ahora, imparte clases de rugby a los reos de la cárcel de Alto Hospicio.

Daniel Pimentel (45), periodista y diseñador gráfico, fue quien debió asumir como head coach de este equipo. Cuenta que nunca pudieron entrenar juntos, sino solo hasta horas antes del torneo. Por ello, no quiso complicar a su plantel. "La orden fue que disfrutaran, que sintieran al país en sus corazones y representaran a todos los que estamos afuera. No hubo jugadas, no se podía llegar a eso, por eso nuestro juego fue tan básico", reconoce.

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Wilmer Marín, corriendo al ingoal para anotar un try a Guatemala. Foto: Víctor Hugo[/caption]

Venezuela solo ganó un partido. Fue frente a Guatemala, por 24-12, aunque el resultado sólo pasó a ser una anécdota más.