La increíble historia detrás de la subasta de la camiseta con la que Luis Pérez anotó los goles en la final de la Copa Libertadores de 1991
El sábado 6 de abril culmina el proceso que determinará al nuevo dueño de una prenda histórica para el fútbol chileno. Con la casaquilla se marcaron las dos primeras conquistas del partido que consagró a Colo Colo como el único campeón chileno del torneo de clubes más importante del continente.
El 5 de junio de 1991 es una fecha que los colocolinos tienen marcada a fuego. En esa otoñal noche, los albos consiguieron el título más trascendente de su historia y el más importante logro que ha obtenido un club chileno a nivel internacional: vencieron por 3-0 a Olimpia, de Paraguay, y levantaron la Copa Libertadores de América por primera y, hasta ahora, única oportunidad para el fútbol chileno.
Los fanáticos recuerdan cada detalle de ese encuentro. De memoria, por ejemplo, dirán que los primeros goles los marcó Luis Pérez y que el marcador lo cerró Leonel Herrera. Y, para ser más específicos aún, apuntarán que los tantos del Chico se produjeron en los 12′ y 17′ y que el del delantero llegó a cinco minutos del final del tiempo reglamentario, cuando en el Monumental ya se ondeaban las banderas y se encendían antorchas en señal de celebración por una gesta que aún no puede ser igualada.
El destino de las camisetas
En 2023, Herrera adoptó una decisión controvertida. Su camiseta, que había estado por varios años en el museo que Colo Colo mantiene en el estadio Monumental, salió del lugar para ser subastada. Hubo polvareda y críticas, incluso de parte de compañeros del exatacante, como Gabriel Mendoza. En diciembre, se conoció que el nuevo dueño sería Guillermo Lee, dueño de San Antonio Unido, quien desembolsó US$ 35 mil para quedarse con la emblemática prenda, aunque suscribiendo algunos compromisos que persiguen cautelar el valor patrimonial de la casaquilla: será exhibida en los principales museos del mundo (como el Legends, en Madrid) y cuatro veces por año se mostrará en actividades públicas y gratuitas en Chile.
Ahora, la que sale a la venta es una de las casaquillas que utilizó Pérez en ese encuentro. Vale hacer la precisión, porque en la ocasión en que Herrera remató su principal tesoro el ex jugador de la UC se mostró contrario a hacerlo, al menos con la que mantiene en su poder. “La guardo, no la remato. No la subastaría por nada del mundo. Hoy, no. No sé si más adelante. Uno nunca puede decir que no”, estableció a El Deportivo.
En efecto, Pérez se ha mantenido fiel a ese compromiso que asumió públicamente. Sin embargo, hay una parte de la historia que le involucra y que, con los años y la relevancia que implica el objeto en cuestión, raya en lo insólito.
El regalo
La que mantiene Pérez es una de las camisetas que utilizó en esa definición. Puntualmente, aquella con la que dio la vuelta olímpica y recibió la aclamación de los más de 60 mil colocolinos que abarrotaron el recinto de Macul. La que se subastará a través de la plataforma Dreams Auctions será la que ocupó en ese primer lapso que cambió para siempre la historia del fútbol chileno. Es decir, con la que batió en dos oportunidades al portero paraguayo Jorge Battaglia. La discusión respecto del peso de cada una de ellas en la historia personal, del Cacique y del balompié nacional justificaría, perfectamente, un debate aparte. Se puede pujar hasta el 6 de abril.
¿Cómo entonces se remata la casaquilla que utilizó en el primer lapso? La historia involucra a otro jugador emblemático en la historia del Cacique: Carlos Caszely. Esa noche, el Rey del Metro Cuadrado y su hijo, Enzo Piero, invitaron al estadio a un niño que entonces tenía unos 12 años y que, según testigos de la historia, residía en Concepción. En medio de los festejos, el vástago del Chino se quedó con otro recuerdo invaluable: los guantes de Daniel Morón, el ídolo de los niños de la época, varios de los cuales utilizaban su inconfundible y, luego, también simbólico traje amarillo.
¿Y el amigo? Caszely advirtió que el otro chico, de nombre Alejandro, hijo de un médico penquista y cercano a su amigo, el kinesiólogo sureño Sergio López, no podía irse con las manos vacías y se lo hizo saber al utilero, Hernán Romero. Fue en ese momento en que el funcionario albo extrajo la camiseta de Pérez de una bolsa en la que se guardaba la ropa usada y se la entregó al pequeño Alejandro. Solo horas después el destinatario advirtió que se trataba de la casaquilla que llevaba el número 19 en la espalda. La que había reescrito la historia del fútbol chileno.
Caszely es más cauteloso en el recuerdo. De hecho, prefiere recapitular algunos antecedentes antes de confirmar que efectivamente, Alejandro se llevó la histórica polera, lo que también hace su hijo, Enzo. También da cuenta con certeza es de que la foto con Pérez es anterior al inicio del encuentro. “Le di algunos consejos, pero lo que le dije queda entre él y yo”, enfatiza a El Deportivo. También confirma que los guantes de Morón quedaron en manos de su hijo.
Prioridad para Colo Colo
Por la histórica camiseta se esperan jugosas utilidades. Su precio de salida fue establecido en US$ 23 mil, aunque la estimación inicial alcanza prácticamente el doble: US$ 40 mil. Una buena referencia en ese sentido son los US$ 35 mil que Lee pagó por la camiseta de Herrera.
Como en la ocasión anterior, la intención de la subastadora es salvaguardar el patrimonio histórico que representa la camiseta. En ese contexto, la intención inicial es comunicarle a Colo Colo su existencia y explorar la posibilidad de cerrar un acuerdo que la deje en manos del club. Del resultado de esa gestión dependerá dar el paso siguiente.
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