El remozado equipo italiano logró la mayor gesta de este nuevo proceso. Con un juego sólido y con mucha personalidad derrotó 2-1 a Bélgica en Münich, uno de los favoritos de la Eurocopa, para meterse en la semifinal del torneo, donde se medirá a España, que derribó a Suiza en los penales.
Pueden cambiar los nombres, pero la histórica solidez de Italia se mantiene intacta. Ante Bélgica la pasó mal en los primeros minutos, pero la Azzurra se dobla y no se quiebra.
Y es que Gianluigi Donnarumma fue la gran figura del equipo peninsular. Antes de la media hora, el ahora neta de Paris Saint-Germain, ya había intervenido de manera magistral para salvar el cero de su arco.
Eran los mejores momentos de los Diablo Rojos, con Kevin de Bruyne y Romelu Lukaku encendidos, con la suficiente habilidad para desafiar la experiencia de los centrales Leonardo Bonucci y Giorgio Chielini.
Pasado el vendaval, los italianos encontraron la fórmula. Siempre bajo la premisa de esperar el error del rival. El mismo que llegó a través de Vertonghen, quien trató salir por el medio, se la pinchó Marco Verratti y Nicoló Barella -compañero de Alexis y Vidal- remató cruzado pata batir a Thibaut Courtois.
Entonces los dirigidos de Roberto Mancini se soltaron. El pequeño Lorenzo Insigne tomó la pelota y comenzaron los mejores momentos de la Azzurra. El mismo jugador del Napoli se encargó de clavar el segundo con un derechazo preciso, y precioso, desde el borde del área.
Cuando el partido se iba en el primer tiempo, el penal anotado por Lukaku (falta de Giovanni di Lorenzo sobre Jeremy Doku) dejó abierto el resultado y, sobre todo, el partido.
El candado azul
En el tiempo complementario, el partido de ninguna manera decayó en intensidad. Un duelo sin baches, sin jugar hacia los lados, con dos equipos propositivos, con una carga enorme de figuras.
Y en ese inicio, Bélgica tuvo la más clara. Las subidas de Doku (19 años de edad) por la izquierda dejaban serias dudas en la defensa italiana. Así, a los 61 minutos, el puntero del Stade Rennais galo habilitó de manera perfecta a De Bruyne, quien en el área centró al medio para Lukaku. Sin embafrgo, el remate del congoleño rebotó en la pierna del lateral Leonardo Spinazzola, antes de irse al córner.
Sin pauses, el mismo defensor de la Roma falló por poco a los 67 minutos y, una decena de minutos después, salió entre lágrimas y en camilla por una maldita lesión muscular.
En los minutos finales, el equipo de Roberto Martínez tuvo la pelota, pero el cansancio de sus dirigidos renunció al vértigo y apostó por la potencia. El mejor escenario para la Azzurra que mucha experiencia y solidez logró llegar a la semifinal de Londres.
En la próxima ronda se medirá a España, equipo al que eliminó en los octavos de final de la Eurocopa anterior, aunque en la de 2012 recibió doloroso 4-0 en la final de parte de la Furia Roja.