La Juventus logra lo que parecía muy difícil. El equipo italiano se impone al Chelsea, el actual campeón de la Champions League, por la cuenta mínima y es el líder del grupo H. Un segundo tiempo impecable desde el punto de vista táctico y estratégico les permite a los pupilos de Massimiliano Allegri sorprender a la escuadra inglesa, a la que vencieron por la cuenta mínima, dando una lección de solvencia defensiva y de contundencia cuando dispusieron de la ocasión para desnivelar.
Después de un primer tiempo parejo, con ambos equipos tomando más precauciones que protagonizando el juego, la segunda etapa se desequilibró rápidamente. Aunque el recuento oficial consigna la apertura de la cuenta en los 46′, lo real es que pasaron apenas 10 segundos entre que se reanudó el encuentro después del descanso y que Federico Chiesa aprovechó una asistencia de Bernardeschi para clavar un zurdazo inatajable para Édouard Mendy, el guardameta del equipo londinense.
Hay un doble mérito en la victoria de la Vecchia Signora. Primero porque, como está dicho, realizó una presentación inobjetable en las dos facetas del juego. Y luego, porque lo consiguió sin figuras fundamentales para su funcionamiento, como el argentino Paulo Dybala y el español Álvaro Morata. Eso sin dejar de considerar que aún intentan reponerse de otro golpe duro: el éxodo de Cristiano Ronaldo al Manchester United.
Orden total
Sin esos nombres estelares, Allegri apeló a dos factores fundamentales: el orden colectivo y la entrega. Así, virtualmente, sus dirigidos no cometieron errores a la hora de disponer un modelo defensivo que no le dio respiro a Ziyech y Havertz, pero que, sobre todo, mantuvo siempre controlado a Lukaku, la gran amenaza ofensiva de la escuadra británica. De hecho, no es exagerado apuntar que el belga dispuso de apenas una ocasión para disparar con claridad a portería, la que, evidentemente, falló.
Ya con la tarea media hecha, por el acierto de Chiesa, los italianos expusieron en su cancha, ante el ruidoso aliento de sus parciales, lo mejor de la escuela italiana. Se refugiaron en su sector con una disciplina encomiable, prácticamente sin ofrecerles espacios a sus rivales y cerrando todas las opciones para que el polaco Wojciech Szczęsny fuese bombardeado con tiros desde media distancia.
De esta forma, los turineses se quedaron con una victoria merecida. Y, lo más importante, sumaron tres puntos más a un registro que los pone como punteros de su zona, en una clara tendencia de que, aún disminuido por las ausencias, es un equipo al que siempre hay que ponerle atención.