Ronald Stein (44) da instrucciones. Está en su casa, el Club Manquehue, pero quienes lo escuchan, dudan. Después de unos segundos, las instrucciones son repetidas en portugués por otro entrenador y los jugadores toman posición. "Nos comunicamos en portuñol", dice Stein, quien está por estos días en Santiago trabajando con chicos de la selección brasileña en su labor de asesor técnico-táctico.
El técnico desapareció del trabajo con las selecciones chilenas de hockey césped (después de Toronto 2015) y apareció en el staff de Brasil. No era su primera experiencia afuera: dirigió en la selección masculina de Singapur y tuvo ofertas de España, Bélgica y Nueva Zelandia. Dice estar feliz, cerca de casa (su familia sigue en Santiago), y puede desarrollar lo que sabe. Lo que no lo tiene contento es que siente que su experiencia y de otros entrenadores nacionales se está perdiendo, porque no se reconoce lo local y se le da más importancia a los técnicos que llegan desde el exterior.
"A mí me ofrecieron hacerme cargo de la selección chilena masculina, pero la oferta fue con un staff no elegido por mí, sino por la federación. Me llamaron de Brasil, ellos crecen mucho y acepté. Lo otro no lo acepté, el staff era argentino. No acepté nomás porque yo tenía visto un staff local más un belga que iba a venir a trabajar conmigo", relata Stein.
También le ha pasado en mayor o menor grado a otros técnicos como Cristóbal Rodríguez, quien estuvo con Brasil en los Juegos de Río, hoy entrenador en el Oree, de la prestigiosa división de honor belga, y de la selección Sub 15 de varones, y a Ruperto Reisenegger, coach del ESV München en Alemania.
Stein dice que "el Cacho (Vigil, técnico de las damas) ha hecho un buen trabajo, pero ese es el adorno de la torta. Para abajo se aplican recetas muy traídas de Argentina, que aquí no tienen mucho sustento. El sistema chileno no está preparado para una carga de trabajo como la que se quiere imponer y eso afecta físicamente. Las niñas se lesionan, o después de dos años de trabajo no quieren seguir, porque están chatas".
Roni no tiene buena imagen de los encargados de la federación chilena: "No sé si saben de hockey, o no sé si todos. A veces son más papás que dirigentes. No digo que sean malos, sino que toman malas decisiones".
"En Chile se hacen muchas cosas, pero de manera desordenada. Para las escuelas menores, hay que pagar, y también sirven para generar recursos. Es una llave que no se puede cerrar. Desde el punto de vista técnico-táctico, hay cosas que se podrían hacer mejor y obviar el ingreso".
El Pollo Rodríguez apoya desde Bélgica a Stein: "Siento lo mismo. Lamentablemente, al igual que en el fútbol y otros deportes, miramos con mejores ojos a los entrenadores extranjeros que a los nacionales... Esto dificulta el desarrollo de cada deporte. Me siento más reconocido afuera. A otros entrenadores, como Felipe Tapia o Sebastián Kapsch, no los incorporan a los procesos para que aprendan, sino para parchear algún hoyito".
"Aunque la estructura y el desarrollo acá en escuelas formativas está a años luz de lo que se hace hoy en Chile, me refiero a cómo se debe trabajar. Acá se trabaja con conceptos que se deben respetar. En Chile cada entrenador hace lo que quiere... no hay líneas de trabajo".
Por su parte, Reisenegger, desde Alemania, comenta: "Me fui de Chile por una suma de cosas, la laboral fue la más importante. Sentía desde la federación que no había más que hacer, que cumplí un ciclo, no me querían, no me consideraban".
Sobre la preminencia de técnicos argentinos explica: "Claramente, si ves la cantidad de técnicos que hay extranjeros versus locales, se puede decir que se desaprovechan los de acá. No sé si hay un plan de formar a gente local, pero es natural en este mundo globalizado que la gente emigre. Yo soy ejemplo. No hay tantos técnicos locales, somos un medio chico, pero los hay".
"El hockey en Chile se juega en un grupo socio-cultural alto en donde los cabros estudian arquitectura, ingeniería y medicina. Y al momento de decidir si ir a jugar a Europa, donde el sueldo no es el de un futbolista, o proyectar su carrera, apuestan por lo universitario", dice Stein, que es parte de un trabajo en todo Brasil que busca valores para los equipos jóvenes. "Ellos siembran en diferentes ciudades y diferentes grupos socio-culturales, donde el deporte es un escape, viven por el deporte. Cada país debe saber cuál es su proyecto de desarrollo. En Singapur no puedes entrenar a las 10 de la mañana, porque el estudio es primordial, En Brasil, sí".