El tiempo es cruel y exige pensar en el mañana. Pareciera que tener pausa es perder la carrera. "El que pestañea pierde", hemos dicho varios. Es poco, casi nulo, el lapso que uno tiene para cerrar los ojos, respirar y analizar. El mundo corre, presiona, obliga. Así es el negocio. Uno lo acepta y se mete, sin darse cuenta, en la moledora de carne. Colo-Colo hoy debe sentir lo mismo.
Ganó, fue campeón, celebró, pero se esfumó... 32 estrellas y se piensa en la 33. ¿Ahora qué? Pregunta sencilla, pero de respuesta enrevesada. Aparecen el torneo y el enemigo de todos. Se ama con locura, pero se termina odiando. Así es la Copa Libertadores.
A Colo Colo, que la tiene tatuada, se le hace esquiva. Coincidimos que lo que se juega en Chile es antónimo a lo que vemos en la Libertadores. Se pelea con fornidos y se juega de otra forma. La copa es brava, pesada y no permite decaer. Colo Colo creció en eso. Aprendió a jugar al resultado, entendió que defender no es una ofensa para el hincha, sino una herramienta para la búsqueda del objetivo. Sumó otro ingrediente a su bosquejo que en la copa de los grandes es rentable.
Chile debe dejar de ser la burla de América y disputar el torneo en serio. ¿Quiere números?. La última vez que el Cacique clasificó a octavos fue en 2007. Luego, en 2008, 09, 10, 11, 15, 16 y 17, fue eliminado en la primera fase. Para un grande es una humillación.
Éste puede ser el momento de avanzar algunos metros, entendiendo que la misión del club es no desvestirse. Mantener cada pieza en su lugar y adornarla con lo preciso. Poco pero de alto nivel. Pienso en potenciar las bandas, acoger a Pedro Morales, recibir a un goleador y abrirle la puerta de la casa a Matías Fernández.
En el Necaxa no explotó, jugó ocho partidos, seis como titular y no convirtió. En Colo Colo puede relanzar su carrera. Puede ser la instancia de volver a explotar en Chile y encontrarse con su primer amor. Pololearon a la distancia y hoy puede ser el minuto de volver a vivir juntos.
Bien acogido, Matías Fernández puede volar. Como volante mixto, y con tres campeonatos por jugar , sería primordial. Revivir al Fernández de Bielsa o al Matías de Borghi, resucitar al mejor de América de 2006. Dirán que no puede jugar con Valdivia; pero para el talento siempre hay espacio.
La petición de la masa es entrar a la fase de grupos o pasar la primera etapa. Es una demanda mezquina. Luchen como mínimo para entrar en octavos. Basta de papelones.