Nadie quiere encontrarse con el Real Madrid. Menos en un desenlace. Por lo mismo, los merengues llegaban como amplios favoritos a su cuadragésima final de la Copa del Rey y el Osasuna quería evitar ser la comparsa de la fiesta merengue.
Sin embargo, el primer tiempo de Vinicius es para enmarcarlo. El brasileño fue genio y figura del cuadro blanco y lo dejó claro desde un principio, cuando a los dos minutos desbordó, hizo lo que quiso con la defensa rojilla y lanzó un pase atrás para que Rodrygo abriera la cuenta.
Tras ello, el delantero siguió mostrando su talento y volviéndose un dolor de cabeza para la retaguardia de los de Pamplona. No obstante, otra cosa sucedía cuando el nacido en el estado de Río de Janeiro no tenía el balón en sus pies. El Madrid tambaleaba en defensa y a los 26′ Peña evidenció su fragilidad, cuando arrancó por la derecha y superó a Courtois. Eso sí, no pudo celebrar el empate porque Carvajal sacó la pelota de la línea.
El palo de Alaba, en los 31′, fue solo una excepción en el monólogo de Vinicius, el cual intentó meter la pelota al ángulo en los 35′. Y en los 42′, armó la polémica: tras reclamar una falta de García, el español le acaricia la cabeza y el latinoamericano se salió de sus casillas. Tanto le molestó que, cuando vino el descanso, casi se van a los golpes en camarines y jugadores de ambas escuadras tuvieron que separarlos.
Luego el descanso enfrió los ánimos y si bien el segundo tiempo partió con dominio madridista, el Osasuna poco a poco comenzó a tomarle la mano al equipo de Ancelotti. Tanto así que en los 55′, Torró selló una jugada colectiva con un tiro inatajable desde fuera del área y puso la sorpresa en el estadio La Cartuja de Sevilla.
Desde entonces tuvieron mucho más el balón, pero ante el Madrid no se pueden desperdiciar las ocasiones ni menos fallar. Más aún si Vinicius está inspirado. El show del 20 de los blancos siguió con un desborde por la derecha y un centro de la muerte. Tras un rebote, el balón le queda a Kroos. La defensa rojilla logra neutralizarlo, pero no saca el balón del área y aparece Rodrygo para marcar su segundo gol de la noche y poner el 2-1.
Luego vino lo más fácil para el cuadro de Carlo Ancelotti: manejar la esférica. Y si bien su rival no se rindió, el oficio y la categoría del poderoso equipo europeo pudo más y un nuevo trofeo engalanará sus ya amplias vitrinas. El Madrid es campeón. Por vigésima vez en la Copa del Rey. Por eso nadie quiere encontrárselo en la final, menos si está Vinicius.