Han pasado los años y muchas cosas han cambiado en la vida de Ronaldo de Assis Moreira (Porto Alegre, 1980). El crack brasileño, ganador del Balón de Oro en 2005 cuando vestía la camiseta del Barcelona, colgó las botas en 2015 tras una exitosa carrera en la que conquistó los grandes títulos universales, como la Copa del Mundo y la Copa América con la selección amazónica, y la Liga de Campeones y la Copa Libertadores; sin embargo, aún no ha dejado de vestirse de corto y disfrutar con su gran pasión. Sigue jugando a la pelota como cuando desparramaba rivales en las canchas y colgaba balones de los ángulos con sus inverosímiles remates. Sí, ya no corre como antes, pero la magia en su pie derecho y la eterna sonrisa no lo han abandonado.
Ronaldinho, en medio de su gira por Latinoamérica, pasó por Colombia, donde incluyó en su agenda dos partidos de exhibición: uno en Bogotá, donde vistió la camiseta de Independiente Santa Fe ante Atlético Nacional, y otro en Cali, en el cual jugó con los dos equipos de la ciudad, América y Deportivo Cali.
"Dejé el fútbol, pero he hecho amigos en todas partes, así que cuando tengo oportunidad de hacer algo en beneficio del fútbol, es un placer estar presente", comenta el crack, que tras su visita a Colombia irá a México y luego visitará Chile, donde tiene previsto realizar otro amistoso, el domingo 27 de octubre, en el Court Central del Club Palestino, junto a varios exjugadores del continente.
Siempre quedó la sensación de que Ronaldinho podía haber logrado muchos más títulos en su carrera de no haber sido por su vínculo con la fiesta y la noche, pero él, con su clásica sonrisa, afirma que no le quedó nada por hacer en su recorrido: "Empecé muy joven en el Gremio conquistando títulos, luego terminé mi carrera ganando la Libertadores. Además, todo lo que viví con el Barcelona fue muy especial. Desde los siete años hasta el día que lo dejé fue muy intenso. Me siento realizado y para mí no ha faltado nada".
En su paso por el estadio El Campín de Bogotá realizó sus clásicos regates y brindó una asistencia sin mirar que acabó en el segundo gol de Santa Fe, con la misma magia que, por ejemplo, brindó cuando le dio el pase a Lionel Messi para que marcara su primer gol con el Barcelona. "Leo llegó muy joven, pero lleno de talento. Todos hablaban mucho de él en el club, luego fuimos muy amigos y para mí es una alegría haberle dado la asistencia para su primer gol en el Barcelona, es algo que me alegra, porque es uno de los mejores jugadores de todos los tiempos". Messi estaría en su equipo ideal y cuando se le propone un juego imaginario para armar un equipo de cinco jugadores, como el que formará para el evento en Chile de la próxima semana, tiene claro el nombre de sus compañeros: "Tendría que escoger muchos jóvenes, porque mis ídolos ya están viejos (risas). He tenido la oportunidad de jugar con grandes nombres, pero en mi equipo estarían Maradona, Pelé, Messi, Ronaldo. Con certeza yo no jugaría".
En su paso por Colombia, Dinho vistió su clásico número '10' y, comenta, con un dejo de nostalgia, que hoy en día es un oficio que está cediendo terreno. "Todos los que aman el fútbol saben de la importancia de un número '10'", sentencia. "A mí siempre me encantaron los '10' como Pelé, Maradona, Valderrama… estos jugadores fueron los que más me llamaron la atención. Creo que es importante para todo equipo tener un jugador que tenga esta característica para que los atacantes puedan recibir buenos balones". Y, aunque hoy prefiere mantenerse al margen de los banquillos, tiene claro cuál sería su idea si algún día se acerca a la dirección técnica: "La característica de los jugadores debe ser apoyada por el entrenador y no solo se debe perseguir un resultado. Si algún día llego a trabajar como entrenador, quisiera que mi equipo lograra un fútbol bonito y competitivo".
Poco espacio
Y, además, deja un consejo para los jóvenes que quieran seguir los pasos de sus ídolos: "Casi todos los niños quieren ser jugadores de fútbol, pero el espacio es muy pequeño, es muy complicado llegar. Así que los que tienen ganas de ser jugadores de fútbol, el camino es entrenar y entrenar".
Aunque actualmente tiene algunos problemas en su país, donde fue convocado por la Cámara de Diputados para que explique su relación con una empresa investigada por promover una pirámide financiera de falsas ganancias, él jamás pierde su sonrisa. Solo frunce el ceño cuando se le cuestiona sobre el uso del videoarbitraje: "No me gusta el VAR. Yo jugué otro fútbol, a mí no me gusta la idea".