A un partido de que acabe el Mundial de Rusia 2018, el ganador de la Bota de Oro como máximo goleador parece seguro. El inglés Harry Kane acumuló seis tantos —cinco en fase de grupos y uno en eliminatorias— y solo podría ser superado por Antoine Griezmann o Kylian Mbappé, ambos con tres tantos y que aún deben disputar la final.
La dificultad para que eso suceda es evidente. En un partido que se augura complicado cuesta imaginar que uno de ellos convierta cuatro goles. Por tanto, con Kane como goleador sale a relucir un dato que no deja de ser llamativo: nuevamente un jugador no supera la barrera de los seis goles.
De los últimos diez mundiales, es decir, en 40 años, solo un jugador ha sobrepasado los seis tantos: Ronaldo en Japón y Corea 2002. El Fenómeno se coronó campeón del certamen con ocho conquistas —dos en la final—, y ha sido la excepción a la regla desde que Mario Kempes registrara seis anotaciones en Argentina '78.
Le siguió Paolo Rossi en España '82 con otros seis; Gary Lineker repitió la cantidad en México '86; lo mismo hizo Schillaci en Italia '90; Salenko y Stoichkov convirtieron sendos sextetes en EE.UU '94; Suker en Francia 98' también se quedó en seis; Klose, máximo goleador en la historia de los mundiales, disminuyó el registro y se fue con cinco de Alemania '06; Müller, Villa, Sneijder y Forlán se repartieron la Bota de Oro con otros cinco goles cada uno en Sudáfrica 2010; y ya en Brasil '14 James Rodríguez sobresalió como líder de goleo también con seis.
Lo de Rusia 2018, sin embargo, parece un caso aún más preocupante. Esto, porque los llamados a reinar en el área solo lo hicieron en la fase de grupos, desapareciendo en los partidos de eliminación directa. Lukaku, hasta el momento segundo en la tabla de goleo, convirtió sus cuatro goles en fase de grupos y ante rivales modestos: Túnez y Panamá. Cristiano Ronaldo, que solo llegó hasta octavos de final, también celebró cuatro tantos en dos partidos (tres ante España y uno frente a Marruecos).
El único 9 que ha sobresalido en fases finales ha sido Mandzukic, quien convirtió el 1-1 ante Dinamarca en octavos, además de darle la histórica clasificación a la final a Croacia en tiempo extra frente a Inglaterra.
En definitiva, un Mundial atípico para los delanteros, que sucumbieron ante la estrategia de sus rivales, y que no lograron robarse el protagonismo en un torneo que se alzaba para ellos. Mañana Francia y Croacia tienen la última palabra, aunque lo más probable es que la maldición de la Bota de Oro continúe hasta Qatar 2022.