Nicolás Jarry dejó atrás una seguidilla de derrotas en el circuito y en Barcelona está viviendo la mejor semana de la temporada, con muy buenos triunfos y terminando con una maldición que lo perseguía tras vencer a jugadores en el top ten, ya que cada vez que derrotó a jugadores en ese selecto grupo, perdía al partido siguiente.
En agosto del año pasado, en Hamburgo, venció por 7-6 (5) y 7-6 (7) al austriaco Dominic Thiem (8°) y clasificó a semifinales del certamen alemán. Sin embargo, no pudo capitalizar el impulso de esa victoria y cayó ante el georgiano Nikoloz Basilashvili (81°), por 7-5, 0-6 y 6-1.
Luego, en octubre, la historia se repitió en el Masters 1.000 de Shanghái. Ahí derrotó en un extraordinario partido al croata Marin Cilic (6°), por 2-6, 7-6 (6) y 7-5. No obstante, en octavos de final se inclinó ante el británico Kyle Edmund (14°), quien se impuso por 7-6 (5) y 6-3.
Tras vencer a Alexander Zverev (3°) en la segunda ronda de Barcelona, la incógnita estaba en saber cómo Nico se sobrepondría a Grigor Dimitrov (43°), tomando en cuenta el desgaste físico y emocional que le significó conseguir el mejor triunfo de su carrera en la ronda anterior. Pero logró sortear con éxito el obstáculo y consolidar una nueva victoria para seguir soñando con el trofeo Conde de Godó.