El balonmano chileno ha tenido un fuerte crecimiento en el último tiempo. La presencia de las selecciones nacionales en los mundiales de las diferentes categorías no es rara, pero con resultados mejorables. Pocas veces se brilla con luces propias.
Pero este año, en Georgia, un equipo nacional hizo historia. Un equipo chileno accedió, por primera vez, a la segunda fase de un campeonato de esta magnitud, en este caso, el juvenil masculino que se desarrolló en ese país del Cáucaso.
Antes, Chile siempre terminaba jugando las rondas de consuelo de los mundiales.
Clave en este logro en Georgia fue el jugador José Luis López, jugador que comenzó su carrera en el colegio, como muchos otros. Pero de a poco se dio cuenta de sus capacidades y desde 2013 defiende los colores del Club Unión Machalí Balonmano.
Tuvo un paso por el Wisla Plock polaco, por tres meses de entrenamiento, como parte del programa que sitúa en Europa a handbolistas chilenos impulsado por Marco Oneto, al que regresó este año, esta vez en España.
"Buscamos conseguir un contrato profesional, que es lo que todos vinimos buscando aquí, para así poder dedicarnos al balonmano", señala López.
¿Por Chile? En la Selección Infantil no participó "por inexperiencia", según cuenta, aunque sí brilló en el Sudamericano Cadete en Palmira, Colombia.
Tras eso no se sacó más camiseta roja: Mundial Juvenil en Rusia 2015, Mundial Juvenil de Georgia 2017, Mundial Junior de Argelia 2017 y el Mundial Adulto de Francia 2017.