El Liverpool es un equipo que tiene tanta historia que se puede analizar desde diferentes perspectivas. Su éxito a nivel internacional en el último tiempo es incuestionable: ganó la Champions, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes en 2019. Pero había una herida que no podían sanar: ser el mejor de la liga inglesa. Ese era el gran anhelo de sus fanáticos. Un grande de Inglaterra llevaba mucho tiempo sin ser campeón local. En rigor, desde 1990 que los Reds no eran los campeones. De hecho, desde que la liga tiene la denominación Premier League, los de Anfield jamás tuvieron la copa. Hasta ahora.
Treinta años pasaron y por fin alcanzaron ese objetivo, sentenciado con la victoria del Chelsea sobre el City. Bajo el mando del alemán Jürgen Klopp, el Liverpool ganó por decimonovena vez el torneo de Primera División, quedando a uno del Manchester United, el máximo ganador del certamen. Era una cuestión de tiempo para el festejo de los rojos, por la diferencia sideral que le sacaron a sus perseguidores, pero el receso obligado del fútbol a raíz del coronavirus puso un gran signo de interrogación a la notable campaña que habían realizado.
La temporada del Liverpool ha sido sensacional. En la liga han ganado 28 de 31 partidos y solo cayeron una vez, ante el Watford, en febrero pasado. Con 70 goles anotados son la segunda mejor delantera de la Premier, solo detrás del City. Por el otro lado de la cancha, tiene la valla menos batida, con 21 recibidos.
Parte importante de la exitosa actualidad de los Reds pasa por su entrenador. En octubre de 2015 llegó Klopp a Anfield y levantó a un gigante en reposo. Su estilo de intensidad rápidamente fue absorbido y ahora se ve a un equipo con identidad. Incrustó elementos que han resultado vitales y hoy el club goza de un once poderoso: un arquero de primer nivel (Alisson), el mejor defensa central de la actualidad (Virgil Van Dijk), un par de laterales tan veloces como eficientes (Alexander-Arnold y Robertson), un mediocampo fuerte y atrevido (Henderson, Fabinho y Wijnaldum) y un trío de ataque que se complementa bien y es altamente efectivo (Salah, Firmino y Mané).
El ayudante de Klopp, Pepijn Lijnders, define al jefe técnico como “el líder, es el rostro del equipo, el que define su carácter y el que estimula a todo el mundo. Te llega directamente al corazón. Además, es innovador, siempre busca el siguiente paso que debemos dar y cómo mejorar”.
Hace 30 años, el equipo comandado por Kenny Dalglish tocó el cielo. Fue campeón con 79 puntos, nueve más que el Aston Villa. Sus insignias eran John Barnes e Ian Rush. Hoy son otros los héroes del Liverpool, los que por fin rompieron un maleficio que atormentaba a un club tan legendario como especial, que sin embargo se mal acostumbró a ver a otros festejar en su liga. Ahora le toca a ellos, aunque la celebración tendrá que ser distinta por la emergencia sanitaria que atosiga al mundo.