Paredes es único

Paredes

El más emotivo capítulo de una historia soñada se vivió ayer en el Monumental. El capitán alargó su leyenda y quedó en los libros del fútbol chileno.



La historia de Esteban Paredes en Colo Colo es lo más parecido a un cuento soñado. Lo decía ayer Aníbal Mosa: "Si uno tuviera que elegir, un rival, un lugar, este era el partido". Y así fue, el capitán albo escribió un nuevo capítulo en su leyenda, el del gol 216, en un momento en el que su equipo lo pasaba mal. Era el 2-1 transitorio, a 25 minutos del final, luego de un pase de Mouche en el área. Así se despegó de Francisco Chamaco Valdés como máximo artillero desde que existe la Primera División local.

Carrera emocionada en el arco sur, para culminar los festejos con sus dos hijos, Esteban y Vicente, quienes las oficiaron de pasapelotas, justamente para ser testigos privilegiados del momento. Sin dudarlo, corrieron a la cancha para abrazarlo. "Sabía que estaban mis hijos, pero no sabía dónde. Cuando entran a la cancha, ahí supe y los fui a abrazar".

Después, Paredes sintió una molestia en un gemelo y fue sustituido por Javier Parraguez. Apenas se hizo el cambio, llegó el empate de Ángelo Henríquez y la fiesta se arruinaba un poco. Por eso, cuando Barroso convierte el 3-2, la celebración del Tanque fue una locura. Lo gritó con el alma. Era el corolario de una tarde perfecta.

Llegó el pitazo final y rápidamente se montó un sobrio homenaje. Sus compañeros se pusieron una camiseta con la imagen del delantero y el número 216, además de una leyenda: "Yo estuve aquí".

"Es un sinfín de emociones, quién iba a pensar que haría el récord en un clásico. Quiero agradecer a mis compañeros, a todos a lo largo de mi carrera", expresó emocionado Paredes, quien también le dedicó palabras a su familia, porque "ellos son los que están en las buenas y en las malas".

Luego, apareció un video con la imagen del fallecido Chamaco, como si realmente estuviera dirigiéndose a Paredes, mientras el goleador observaba desde una tarima, junto al plantel.

Un botín dorado, la camiseta 216 enmarcada, el balón y un pedazo de la malla del arco sur fueron obsequiados al 7 albo, quien en el partido tuvo pocas opciones, pero su oficio le permitió estar justo en el lugar y momento precisos.

Ya en el camarín, Paredes les dedicó unas emocionadas palabras al plantel, las que sacaron muchos aplausos.  "Les di las gracias a todos mis compañeros, al cuerpo técnico, a los utileros, al médico y a toda la gente que trabaja dentro de nuestro camarín y en el casino, porque ellos son parte de esto", reveló el atacante, quien recibirá un premio de $ 100 millones de parte de Blanco y Negro y otra cifra similar, entregada por la marca que lo viste.

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