El esperado traspaso del atacante francés Kylian Mbappé vive un nuevo capítulo. Es cierto que el jugador de Paris Saint-Germain tiene la intención de recalar en Real Madrid. Sin embargo, el culebrón tiene varios y millonarios recovecos.

Y es que la transferencia no pasa tanto por lo que puedan acordar ambos clubes para permitir el fichaje. Es más, los medios partidarios ya avisaron que existía un principio de acuerdo para hacerlo en 220 millones de dólares fijos, además de otros 55 millones en variables.

Hasta ahí todo bien. Pero el contrato del jugador galo con el PSG tiene una serie de variables a las cuales el delantero no quiere renunciar, ya que representan importantes ingresos para su cuenta bancaria. Una de las situaciones que, precisamente, tienen enfrentado al deportista con los dueños del club.

Cláusula de fidelidad

Lo cierto es que cuando el delantero decidió extender su contrato con PSG, en mayo del año pasado, se establecieron una serie de garantías para el jugador tanto dentro como fuera de la cancha.

Porque Mbappé quedó como el más importante en el camarín del equipo e, incluso, tuvo amplias prerrogativas para permitir la estadía del director deportivo Luís Campos, un hombre de su plena confianza.

Además, el club propiedad de la familia real qatarí se comprometió a pagarle 66 millones de dólares netos por temporada como salario, además de una cláusula de fidelidad cercana a los 100 millones de la divisa norteamericana, solo por quedarse hasta el 30 de junio de 2024.

En ese escenario, si el atacante decide firmar en esta ventana de mercado con los merengues, deberá renunciar a esos 166 millones de la divisa norteamericana.

Por otro lado, si cumple su contrato en la Ciudad Luz y se queda la temporada que le resta en el equipo, en enero próximo ya podría comprometerse con el gigante blanco, para así arribar a la capital hispana en julio de 2024.

Eso, justamente, era una de las variables que manejaba el año pasado, cuando podía llegar como jugador libre. Una situación en la que Real Madrid ya se había comprometido a pagarle cerca de 140 millones de dólares solo por la firma de su nuevo contrato.

Después de todas esas evaluaciones, la decisión solo pasa por el jugador y su madre, la abogada Faiza Lamary, quien lleva adelante las negociaciones con ambos clubes.

Todo dependerá de cuanto dinero está dispuesto a renunciar el galo o, de lo contario, si alguna de las dos instituciones se hará cargo de esa diferencia para permitir el traspaso del futbolista. La pelota está en su campo.

El Deportivo