Pocos jugadores arribaron a la NBA con tanta expectativa como Lonzo Ball en esta década. Tanto por juego como por repercusión mediática. El joven de 19 años, próximo a cumplir la doble decena, aún no había sido seleccionado en el último draft por Los Ángeles Lakers y todos los seguidores de la liga ya conocían cada detalle de su juego. Al igual que el desembarco de Lebron James hace más de 10 años, el base californiano acarreaba una fama que tenía que ratificar desde el primer momento.

Eso sí, la mochila que trae a cuesta parece pesada. Alguien diría incluso que se trata de su peor enemiga. Pese a que no fue elegido en el primer lugar del sorteo (de hecho los laguneros recién lo escogieron en el segundo puesto), no hubo otro basquetbolista que generara más ruido que el proveniente de UCLA. Si hasta el mismísimo Magic Johnson lo calificó como su sucesor en la franquicia, ávida de ídolos desde la salida de Kobe Bryant, sin que todavía se hubiese calzado el uniforme oro y púrpura. Y su magnetismo es tan grande que el actor Jack Nicholson está listo y motivado para regresar a la primera fila del Stapples Center. Es que la estrella de Hollywood quiere ver de cerca al base de los pelos cuidadamente crispados, que apenas estuvo un año en el baloncesto universitario. Todo aquello sin haber todavía intentado un tiro al aro.

Lonzo es el mayor de tres hermanos, criados bajo un mismo molde: ser jugadores de básquetbol. Desde pequeños, todos fueron adoctrinados por padre y madre, ex jugadores de baloncesto, para ser estrellas. De hecho, Lamelo, el segundo de la dinastía Ball, acaparó portadas nacionales hace un tiempo por haber marcado 92 puntos en un partido de escuela secundaria.

Pero han sido los polémicos comentarios de LaVar, su padre, los que han puesto a Lonzo y sus hermanos en boca de todos. Con mucha intención, ha transformado la vida de sus hijos en un verdadero reality. Lo que sin duda le ha traído grandes réditos económicos, pero al mismo tiempo ha hecho que generen muchos anticuerpos. Entre aficionados y también rivales. Sin ir más lejos, en el estreno oficial de Lonzo en la NBA, el pasado jueves ante los Clippers, debió soportar el hostigamiento de Beverley, su marcador. Tras el partido, el propio defensor admitió su duro comportamiento contra la nueva estrella de los Lakers: "Le dije que todo lo que ha hecho y dicho su padre hará que mucha gente vaya contra él. Tendrá que estar preparado para ello y se lo hice saber".

Aunque 24 horas después, frente a los Suns, Ball calló bocas con 29 puntos y una actuación digna de un súper estrella, apenas superada por el propio Lebron James en cuanto a precocidad con números tan impresionantes, lo cierto es que haga lo que haga Lonzo quedará en la historia. Para bien o para mal. Su padre se encargó de crear un monstruo. Él ahora tendrá que demostrar que esas palabras se sostienen con un nivel digno de una superestrella de la NBA. El tiempo será el juez.