No hay quien detenga a Annalena Ley Galleguillos en esta aventura. Se contorsiona, salta, hace una pirueta y ocupa alguno de los cinco implementos. Todo con una delicadeza que conmueve. La niña es una de las promesas de la gimnasia rítmica nacional, un deporte que pese a contar con historia en el país, nunca ha logrado importantes pergaminos.
Pero ella reescribe todo. De la mano de la entrenadora búlgara Caterina Ivanova, este año ganó dos medallas de oro y una de bronce en el Panamericano juvenil de Colombia. El torneo entregaba solamente un cupo para los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires, y ella consiguió esa clasificación histórica. Sin embargo, para su mala suerte y la del país, por decisión del COI, la competencia no se realizó. Eso sí, la hazaña le valió para el Mundial de Rusia.
Se exige al máximo. Sus entrenamientos comienzan al mediodía y recién finalizan a las 20.00 horas. A veces, de lunes a viernes; casi siempre, de lunes a lunes. Por algo es una habitual de los podios. En el Pacific Rim de Colombia, se colgó dos metales plateados individuales y otros tres segundos lugares por equipo.
Además, en la clásica Copa Reina Margarita, que se realiza año a año en Bulgaria, trajo el oro junto al equipo nacional. Derrotaron a 15 potencias. También fueron plata en el Sudamericano, solo detrás de Brasil.
Por ahora, su vida es la gimnasia. Cursa octavo básico y decidió dar exámenes libres para dedicarse de lleno a la disciplina. El Mundial de Rusia del próximo año es su norte, será esa la puerta para un posible sueño olímpico.