La niña que sube por la pared

Valentina Ukrow

Valentina Ukrow tiene siete años y escala desde los tres. Su habilidad ha despertado el interés de marcas y entrenadores. Ya tiene patrocinadores. ¿Prodigio o temeridad? Ella sólo disfruta de su juego favorito.



Los árboles del Bosque Mágico del Arrayán son testigos. Si pudieran mirarla, tendrían que verla con sus copas inclinadas hacia arriba. Es que Valentina (7) alcanza la cima y mira 25 metros hacia abajo, donde se encuentra su madre y algunos escaladores presentes. Calculó cada movimiento, probó diferentes rutas, se echó manganeso en sus manos a medida que avanzaba para no resbalarse y hasta se dio tiempo para contestar a una conversación que sostenía su madre abajo. Le resulta algo natural, le encanta y lo disfruta como un juego.

"La vimos encaramada ahí arriba del muro y no sabíamos qué onda. Desde ahí no paró", relata Yenly Espinosa cuando sorprendió a su hija en la pared de escalar de Christian Ukrow y Laura Ventura, tíos de la pequeña, conocidos en el montañismo chileno. Vale tenía tres años. Las insistencias de la arañita por visitar a su tío hicieron que su madre la llevara al Gimnasio El Muro. Al principio, no le podían hacer clases personalizadas debido a su corta edad. Entonces, ocupaba la pared de forma autodidacta y libre, como un juego. A sus 4 años, Sara Aiwyn, una profesora de destacada trayectoria en la escalada chilena, le ofreció ir a una competencia y arrasó.

Valentina entrena tres veces a la semana en el gimnasio, luego del colegio. Es la más pequeña. Sus profesores tienen un enfoque formativo y no competitivo, basado en tolerar la frustración y disfrutar de la actividad. Fue ahí donde conoció a su ídola, Nachita Mellado, de 16 años, conocida por sus extraordinarias condiciones para la escalada. Vale apunta con orgullo un dibujo a mano en su casco: "Me lo hizo la Nachita".

"No es común ver niñas tan chicas escalando y menos con esa técnica. Tiene una fuerza impresionante", comenta el escalador Jekar Molina, mientras la pequeña se encarama y sube por la roca. Vale, a sus cortos siete años, es auspiciada por dos marcas: Petzl y Lippi. Ambas quisieron representarla para incentivar este deporte en los niños. Les sorprendió su currículum deportivo. Y es que llama la atención que una niña de siete años y 1,30 metros ganara su primer campeonato a los cuatro años, que en 2015 se adjudicara todas las fechas del campeonato de escalada escolar y que actualmente compita exitosamente con niños de 12 años.

Además, Valentina comenzó a escalar fisuras en escalada tradicional (actividad compleja incluso para escaladores con experiencia) y aprendió a puntear (poner la cuerda para guiar la escalada). A esto se le suma haber terminado la ruta La Leona en El Arrayán, la cual tiene una dificultad de 7ª. Coronó su 2017 con la escalada del multilargo en la Pared de Jabbah, un ascenso en el que recorrió 120 metros en una muralla de roca natural.

"Se me han acercado varios entrenadores que quieren someterla al alto rendimiento. Es indudable que tiene mucho talento. Pero por ahora quiero que la escalada siga siendo una entretención. Es muy chiquitita", explica la madre de Valentina. Desde los 12 años se puede participar del circuito nacional de escalada. A Vale le queda recorrido, aunque actualmente entrena y compite con mayores. "Se aburre con los de su edad", explica Yenly.

"Ella sigue siendo una niña. A algunos les gusta el fútbol, a otros los computadores. A ella simplemente le encanta escalar", cuenta su mamá, la encargada de llevarla a entrenar y esperar durante esas largas jornadas. Valentina va sentada en un alzador en el auto. Está concentrada en el celular viendo dibujos animados.

"Me gusta ir al colegio porque tengo muchos amigos", cuenta la pequeña. Asiste en forma normal a la escuela, se junta con sus amigas, va al cine con ellas, hacen pijamadas y las invita a escalar. Tener que combinar el colegio con los entrenamientos no le cuesta. De hecho, hace las tareas a los pies del muro. Terminó el año escolar con promedio 6,8.

La seguridad siempre ha sido un tema para Yenly: "Como madre, obvio que me da un poco de susto. Ella tiene límites impuestos por nosotros". Es una obligación para Valentina escalar con casco. Además, la seguridad en la escalada, con la tecnología actual, ha mejorado bastante. Siempre escala asegurada con broches, cuerdas y un arnés.

Antes que Disney

"Pocos niños tienen la posibilidad de interactuar tanto con la naturaleza, conocer nuevos lugares y hacer nuevos amigos siempre. Me encanta verla disfrutar tanto con lo que hace. Imagínate que el otro día le dije que viajáramos a Disney y me respondió que prefería ir a Estados Unidos a escalar", afirma Yenly Espinosa. Y consciente de que su hija, además de una afición, tiene prometedoras condiciones en la escalada, añade: "Por ahora que siga siendo un juego. Cuando crezca tendrá la madurez para decidir su camino. Yo estoy para apoyarla en todo y si en Chile toca techo, habrá que aperrar y buscar lo mejor para que desarrolle sus condiciones, incluso, en otro país".

Vale se calza las zapatillas para escalar. "¡Trata de sacarla de esa roca!", le grita Joaquín mientras sostiene la cuerda. Valentina reacciona automáticamente y con un movimiento lo logra: "Listo". Joaquín y Vale se conocen de memoria. Cuando ella llega al piso, él se acerca y le hace un chócale. Joaquín tiene 12 años, ya participa del circuito nacional y es la cordada de Vale. Son los dos más pequeños de la escuela. La amistad de ambos trascendió a sus familias. Las madres se hicieron amigas en las esperas de los entrenamientos. Ambas familias viajan en conjunto.

Los pequeños también tienen corazón. Ambos, ayudados por sus respectivas familias, lideraron una campaña para recolectar zapatillas de escalar usadas para la Escuela de Escalada Newen, en San Felipe. Valentina y Joaquín decidieron hacer esto luego de competir ahí y darse cuenta que los niños no tenían los equipos adecuados. Una realidad radicalmente distinta a ellos. A través de una campaña por Instagram lograron reunir 40 pares para la escuela que hace clases gratis a niños de la zona, con el fin de hacer de la escalada un deporte más inclusivo.

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