Charles Aránguiz es el motor de la selección chilena. Su aporte en el funcionamiento del equipo es destacado por técnicos y compañeros. Su visión y claridad para distribuir la pelota, generar juego ofensivo y cortar los circuitos del rival lo transforman en una pieza insustituible.

Fue clave en la fase de grupos y también ante Colombia, en la tibia noche de São Paulo. Es el hombre de las asistencias, de los tiros de esquina, de las instrucciones constantes para ordenar a la Roja. El que manda dentro de la cancha. Su palabra es ley para los demás. Quizás son pocas, pero precisas.

El Príncipe no paró de hablar en el Arena Corinthians. El resto de los seleccionados lo escuchaban atentos. ¿Quién es con el que más conversa? José Pedro Fuenzalida. Con el Chapita parece tener afinidad. En todos los partidos suelen juntarse por varios segundos.

Mientras todos, chilenos y colombianos, arrinconaban al árbitro argentino Néstor Pitana por una supuesta agresión de Yerry Mina contra Alexis Sánchez, Aránguiz aprovechaba el momento para intercambiar ideas con el capitán de Universidad Católica.

El cruzado no estaba haciendo su mejor partido. Tampoco Mauricio Isla. El volante se cargó a la derecha para colaborar con ese costado. Ahí empezó a generar peligro. Un cabezazo suyo que desvió el arquero David Ospina fue el primer aviso del equipo de Reinaldo Rueda, que con las manos atrás, como casi siempre, observaba con tranquilidad el partido.

El formado en Cobreloa ya tenía tarjeta amarilla. El transandino lo amonestó a los ocho minutos por protestar. Sin embargo, eso no le quitó agresividad a su juego. De hecho, a los 28' quitó un balón que sacó aplausos de la hinchada nacional que, por primera vez en esta Copa América, fue más visita que local.

Tras el envión inicial del conjunto de Carlos Queiroz, el bicampeón de América asumió en control del juego, con el crack del Bayer Leverkusen como estandarte. Por momentos, incluso, estaba a la par de Eduardo Vargas en la línea ofensiva.

El premio llegó a los 16', cuando capturó un rebote en el área chica como si fuera el ariete más experimentado y batió a Ospina. Sin embargo, el VAR anuló el gol por una dudosa y polémica posición de adelanto de Alexis Sánchez en el origen de la jugada. Aránguiz esperó pacientemente durante esos dos minutos y cuando el juez tomó la decisión, en vez de írsele encima lo que hizo fue darle indicaciones a sus compañeros para que recuperaran posiciones.

En los descuentos del primer tiempo asustó a la banca de Chile, cuando se tiró al césped del Arena Corinthians por un problema en la pierna derecha. Afortunadamente para Rueda, el motor del medio se recuperó.

Ya en la segunda parte su función tuvo que ver más con la refriega, porque Colombia otra vez salió con más decisión y a la Roja le costó romper el dominio. Cuando lo recuperó, volvió a adelantarse. Su presencia tan cercana al área descolocó a la zaga cafetera.

Hasta que llegaron los penales. Y no falló, igual que en las demás definiciones.