Con la confirmación de la salida de Jorge Sampaoli del Atlético Mineiro, se ha abierto un nuevo capítulo en la carrera del director técnico argentino. El entrenador escurridizo vuelve a dejar un contrato tirado y arranca al mejor postor. O a su preferido. En esta ocasión, el Marsella francés. El epílogo de su aventura brasileña se escribirá este jueves, cuando el torneo del Brasileirão cumpla sus 38 fechas. Su firma, lo comprometía con la entidad de Belo Horizonte hasta fines de 2021. Pero en el fútbol moderno ese documento cada vez es más modificable, y el ex DT de la Roja bien lo sabe.
El rumor era fuerte, y hoy las partes tuvieron que hacer frente al murmullo mediático. El club lo confirmó con un pequeño anuncio en redes sociales. El de Casilda se despidió con una emotiva carta donde ocupó frases como “una marca que me quedará para siempre” e “intentamos que fueran felices”. No hubo espacio para declaraciones filosas ni mensajes de socorro. Su escape ya era un hecho.
La salida se da a tres días del término del Brasileirao, donde el equipo de Sampaoli es tercero y está clasificado a Copa Libertadores. Una campaña positiva para el club que también defiende Eduardo Vargas, quienes buscaban volver a tocar la gloria sudamericana. Incluso ya trabajaban en la próxima temporada, anunciando hace unos días la llegada de Ignacio Fernández, uno de los mediocampistas más emblemático del River de Marcelo Gallardo. Un jugador ideal para el estilo del ex entrenador de la selección argentina, pero que no fue suficiente estímulo para que continuara en el barco.
El objetivo del santafesino es Velodrome, el infierno francés. En el Olympique de Marsella buscará reestructurar un club golpeado en la cancha y en las oficinas. Séptimos en la liga local, el ex equipo de Marcelo Bielsa, atraviesa una crisis institucional con severos problemas de mando. De hecho eso desencadenó la llegada, aún no anunciada, de Jorge Sampaoli.
El 2 de febrero André Villas Boas, técnico del club francés desde 2019, anunció su renuncia en plena conferencia de prensa. Lo hizo tras experimentar “diferencias irreconciliables” con la política deportiva de la institución. Lo cierto es que la dirigencia del Les Phocéens, fichó a un jugador que expresamente había rechazado el luso. Eso colmó la paciencia del experimentado DT, quien presentó su renuncia sin dudar. Tras eso el nombre del argentino inmediatamente tomó fuerza para asumir la banca de los campeones de la Liga de Campeones de 1993. Los medios europeos más importantes dan por hecho el acuerdo, e informan que firmará hasta el final de la temporada 2023.
Contrato a priori extenso, pensando que el técnico de 60 años no dirige un proyecto por más de dos años y medio desde su paso por la selección chilena. Sevilla, Argentina, Santos y Mineiro tuvieron al de Casilda por solo un año. De los andaluces se fue en malos términos. De su país, por el pobre Mundial de Rusia. En el equipo de Pelé su último acto fue tratar de mentiroso al presidente del club en una reunión donde se buscaba planificar la temporada. Del Galo se va, hasta ahora, en buenos términos, aunque en Brasil dicen que la dirigencia venía molesta con su manejo y por lo mismo lo dejaron romper el acuerdo antes de la fecha pactada. En su último partido fue expulsado por reclamos tras el cobro de un penal en contra. Abandonó la cancha peleándose con el árbitro e insultando a los jueces de línea. Los micrófonos televisivos replicaron a todo el mundo las frases “Una vergüenza.. qué mierda me miras cagón... ladrones de mierda”.
Pero lo cierto es que el transandino tiene todo arreglado para su segunda oportunidad en tierras europeas. Llega a un equipo tocado pero con potencial. Un plantel donde tendrá jugadores con el gen “Sampaoli” como Payet, Thauvin, Benedetto y Cuisance. Habrá que ver cómo logra entregar su mensaje y si los plazos respetan a un proyecto que en el papel puede tener un cambio importante. El trabajador escurridizo sabe que es su gran opción de volver a validar su apellido en el primer nivel del fútbol. Su paso por Argentina sigue siendo una sombra grande, que dos buenos torneos en Brasil no iban a conseguir olvidar. En el infierno francés, el de Casilda puede triunfar y salvarse. Y si no, de seguro buscará la forma de escapar con vida.