Con una historia que mezcla potencial y azar, Chile descubrió este año a una de las mayores promesas de su atletismo. Porque Claudio Romero jugaba rugby y, por casualidad, empuñó una bala y se sorprendió con lo que hizo.

"En un interescolar no tenían gente de mi colegio, el San Gabriel, para lanzar la bala. Y como soy grande me pidieron que participara. Alcancé los 11 metros y fui segundo", recuerda.

Pero nuevamente tomaría otro rumbo, porque pasó a entrenar en la UC y los entrenadores le mandaron lanzar el disco también. "El sistema allá es de compatibilizar ambos y yo decía que no quería, porque lanzaba poco. Pero confié en los entrenadores", cuenta el joven, quien luego descubrió que, de hecho, lanzaba el disco como un campeón.

Este año, en el Mundial de Atletismo Sub 18 en Nairobi (Kenia), Claudio Romero alcanzó un registro de 64,33 metros y con él rompió el récord nacional, sudamericano y se llevó el oro del certamen. Y apenas terminó esa cita, viajó a Trujillo (Perú) y se subió al más alto escalón del podio en el Panamericano Sub 20. Y en el torneo del Club Atlético Francés, en el Estadio Nacional, pulverizó su notable marca anterior con impresionantes 67,05 metros.

"¡Es que tiene una fuerza que es brutal!", dice José Luis Rencoret, ex lanzador de bala y disco e instructor de la UC. Y por eso Don Babbitt, eminencia del disco de la Universidad de Georgia, de Estados Unidos, espera ansioso el momento para poder convencerlo a que sea su pupilo. Porque Romero es aún muy joven, pero a la vez ya es un gigante por su estatura y sus logros. Un indiscutible héroe del deporte.