Cristián Bustos (53 años) se mueve con soltura por Pucón. Aquí, en la tierra donde protagonizó emocionantes batallas contra leyendas como Mark Allen, Óscar Galíndez o Scott Tinley, el ex triatleta ha cosechado sus mayores logros nacionales.
Y aunque luce bastante distinto a esa época en que nada parecía imposible, el Chico Bustos aún sigue muy ligado al deporte. No compitiendo, pero lo que vino a su vida tras el retiro es una consecuencia de lo único a lo que se entregó en cuerpo y alma. "Siempre ando en busca de un negocio. No fui futbolista, por lo que apenas terminó mi carrera deportiva tuve que buscar otra forma de ganarme la vida".
Tras eso, abrió su escuela de triatlón y running, el Team Bustos. Y allí conoció a María Luz Toro (49), Lula, su mujer. También formó su consultora, Sporting Consulting, donde realiza actividades, entrenamientos y charlas motivacionales a distintas empresas. Así mantiene intacto su legado.
Pero en Pucón está por otra razón. Desde 2015, junto a Lula comenzó una aventura y dio origen a su propia marca de ropa deportiva, Athletics Sport. "Empecé a fabricarle ropa a mi equipo y de ahí pensé: ¿por qué no fabrico para otros? Así nació todo. Ahora tenemos a varios equipos con nosotros, entre ellos los más chiquititos de la Católica. También hacemos ropa corporativa, de seguridad, hacemos de todo", confiesa el especialista en todo, incluso en los negocios.
Ha pasado estos días instalado en la Expo Village de Pucón, atendiendo la tienda junto a la familia. Quien pasa por allí le pide una fotografía, un saludo, un autógrafo… Aunque Kona ocurrió hace 25 años atrás, su performance se mantiene viva en la memoria de todos los fanáticos del triatlón. Bustos lo disfruta y aprovecha de comerciar sus productos. "Tenemos de todo. Desde viseras hasta bodys para correr un triatlón. Lo confecionamos con telas colombianas y brasileñas, que son las mejores de la región. Esto es de primer nivel, y es chileno, que es lo más importante", comenta.
Lula, su mujer, es la encargada del área comercial y reconoce que, al principio, establecer contratos con los equipos o empresas fue mucho más fácil al contar con tal embajador. "Es que Cristián ha demostrado años de seriedad en todo lo que hace, entonces ya partes con un paso adelante", reconoce.
Eso sí, hay una prenda aún no está: la réplica de la colorida sunga con que terminó segundo en el Ironman de Hawai en 1992, detrás de Mark Allen. "Mucha gente me ha preguntado por ella, la vamos a confeccionar".